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La colonización de Arizona. Eusebio Francisco Kino e Isidro de Atondo y Antillón

El Imperio en Norteamérica: Exploraciones y misiones en el Suroeste de Estados Unidos

Considerado por su labor misionera y científica en el Noroeste del virreinato de Nueva España, territorio en la actualidad de México y Arizona, en el Suroeste de los Estados Unidos, Eusebio Francisco Kino (Chini era su apellido antes de ingresar en los jesuitas) nació en Segno, región de Trento en la península itálica, el año 1645. Hombre dotado de varias capacidades que supo compaginar, fue explorador, cartógrafo, astrónomo, geógrafo y misionero jesuita. Formado en los colegios jesuitas de Trento e Innsbruck, al culminar sus estudios teológicos, precedidos ampliamente por otros en ciencias y matemáticas, el duque de Baviera le propuso desempeñar las cátedras de ambas disciplinas en la Universidad de Ingolstadt. Pero él deseaba partir a China en calidad de evangelizador, y aunque no pudo ser por falta de plazas misioneras, consiguió una para viajar a Nueva España.

    De Génova a Cádiz a mediados de 1678, Kino junto a dieciocho compañeros confiaban embarcar a tiempo en la flota que se dirigía a Nueva España, pero llegaron tarde al puerto de Cádiz. Pasaron tres años hasta poder zarpar hacia el destino pretendido, no obstante aprovechados en el aprendizaje del idioma y demás preparativos para una estancia definitiva, además de estudiar la trayectoria del cometa que en 1680 recorrió el cielo a ojos de Kino, sobre el que escribió cumplidamente un opúsculo científico.

En 1681 el rey Carlos II había firmado una cédula para que prosiguiera la exploración y colonización de la Baja California. A tal efecto, la fama del padre Kino le otorgó el título de cosmógrafo real, que compatibilizó con el de misionero, y se unió a la expedición de Isidro de Atondo y Antillón, que en enero de 1683 zarpó de la región y ciudad novohispana de Sinaloa. Llegaron a La Paz (ciudad mexicana en el mediodía de la Baja California) y regresó de nuevo a Sinaloa, para dirigirse al norte en dirección a la desembocadura del río Yaqui y al sur para recalar en la población de San Bruno. Había atravesado la Sierra de la Giganta y asomado al océano Pacífico. Bien dotado para las lenguas, Kino las aprendía y por medio de ellas evangelizaba; pero ni él ni el almirante Atondo creyeron que era un buen lugar para establecer asentamientos, por lo que transcurridos catorce meses la expedición regresó sin completar su encomienda original. Por aquel entonces la California explorada se consideraba una isla.

    En otoño de 1683 partió una renovada expedición a la península californiana. Y el primer objetivo se consiguió al fundar los jesuitas Eusebio Francisco Kino, Matías Goñi y Juan Bautista Copart el primer asentamiento misionero en San Bruno, germen, por así decir, de las misiones que se fundarían por jesuitas, franciscanos y dominicos años después. A partir ella se intentó crear inmediatamente esa anhelada red de misiones, pero las reiteradas condiciones desfavorables obligaron al abandono del gran proyecto que, no obstante, sería llevado a cabo posteriormente con frailes franciscanos.

    Estudiados los informes del padre Kino al respecto de la Baja California, el virrey de Nueva España Tomás Antonio de la Cerda y Aragón, Conde de Paredes, mandó constituir a principios de 1686 (último año de su virreinato) una junta para el estudio de la colonización de la Baja California, integrada por el Almirante Antillón, el Padre Kino y el fiscal de la Real Audiencia. El acuerdo de la junta fue el de encomendar a los jesuitas tal ambicioso proyecto.

    Pero Eusebio Francisco Kino no retornó a la Baja California, pues cuando estaba organizada una expedición en 1697 en la que iba a incorporarse con el padre Juan María de Salvatierra, estalló una rebelión indígena en el norte de Sonora y allí quedó él para sofocarla y apaciguar los ánimos levantiscos. La expedición partió sin él y tras navegar el golfo de Cortés, también conocido como Mar de Cortés, desembarcó en el lugar elegido para fundar la Misión de Nuestra Señora de Loreto, en la población hoy homónima, considerada “Cabeza y Madre de las Misiones de la Alta y Baja California”, puesto que de ella partieron las exploraciones y colonización de las Californias.

Eusebio Francisco Kino

Imagen de preguntasantoral.es

Sin embargo, las discrepancias surgidas en el seno de la Compañía de Jesús, derivaron en 1686 el camino misionero del padre Kino hacia la Pimería Alta: territorio de los nativos pimas y O’odham (los indígenas pápagos habitantes en el desierto de Sonora) comprendido entre el norte de las provincias de Sonora y Sinaloa, actualmente pertenecientes a México, y el sur de Arizona, hoy en los Estados Unidos de Norteamérica, entre los ríos Altar y Gila y el San Pedro, al Este, y al Oeste el Golfo de California o Mar de Cortés. La tarea misionera comenzó en febrero de 1687 en la aldea de Cosar fundando la misión de Nuestra Señora de los Dolores (actual ciudad de Dolores), base de operaciones los siguientes veinticuatro años, acompañado por el padre Manuel González, visitador de las misiones del Noroeste, y a continuación las de San Ignacio de Cabórica, San José de Imuris y Nuestra Señora de los Remedios, al norte de Dolores, que atrajeron a un buen número de nativos.

    Fue el inicio de la evangelización y colonización de Arizona.

En 1691, el padre Kino fundó el pueblo de Bisanig y la misión de San Gabriel de Guevavi en el Río Santa Cruz. Meses después, ya en 1692, recorrió este curso fluvial en dirección norte, estableciendo las misiones de San Javier del Bac, con su pueblo de visita y San Cosme del Tucsón, hoy Tucson, en el Estado de Arizona.

    En 1693 se unió a la tarea exploradora y misionera el padre Agustín de Campos, con quien, además del capitán Juan Mateo Manje, a partir de 1694 el padre Kino inició la exploración de las llamadas tierras incógnitas en el Noroeste del virreinato de Nueva España.

Eusebio Francisco Kino

Imagen de elsoldehermosillo.com

El padre Kino, llamado el primer arizonio (cabe recordar que fray Marcos de Niza fue el primer europeo en pisar Arizona, con fecha 12 de abril de 1539), desde 1692 viajó infatigablemente por este amplio y desconocido territorio del norte de Sonora y sur de Arizona, la Pimería Alta (Noroeste del virreinato de Nueva España), a lomos de cabalgadura y con él, y sus compañeros de misión (principalmente el también jesuita y paisano Juan María de Salvatierra), un burro cargado de regalos, porque con los obsequios accedía mejor al trato con los nativos, y descubriéndoles la manera agrícola y ganadera de los españoles pues así, además de aportarles prosperidad a largo plazo, “es más fácil enseñar a un indio bien alimentado que a uno hambriento”.

    Jesuitas y posteriormente franciscanos iniciaron y desenvolvieron la difícil, y lenta, tarea misionera y de introducción de los progresos europeos y las técnicas de riego en España: acequia, pozo y noria, en un territorio de por sí árido y pobre en recursos minerales.

    Al cabo y por la situación que facilitaba los traslados y las descubiertas, Kino eligió también como centro de operaciones las misiones de San José de Tumacácori y de San Gabriel de Guevavi, complementadas con la visita de Calabazas. Realizó por encima de la treintena de viajes por la Pimería Alta, además de otros traslados adicionales en visita a las doce misiones que había fundado, cual las de Santiago de Cocóspera y Santa María de Magdalena, donde fallecería. A consecuencia de una de estas exploraciones, que lo llevó a un lugar fronterizo con los apaches que llamó San Dionisio, cruzó con ellos el río Colorado para confirmar a 32º de latitud Norte que la Baja California era una península y no una isla, cual había comprobado en su navegación Juan Rodríguez Cabrillo. Trazó los mapas correspondientes de la región que comprendía el límite de la península californiana con la tierra firme que se extendía hacia el norte y que llamó Alta California en el informe que remitió al Gobernador de Sonora.

    Tras diversas fundaciones, que partía de Dolores, como las de Sonaita y la citada de San Javier del Bac, decidió que la mejor manera de abastecer las creadas en la Baja California y la Pimería Alta era por medio de rutas terrestres en vez de los transportes por el Mar de Cortés, pero su ambición quedó por el momento en intento, hasta la llegada del franciscano Junípero Serra que lo consiguió. En 1699, también desde Dolores, puso rumbo norte para atravesar el desierto de Sonora hacia la confluencia de los ríos Gila y Colorado, territorio de los indios yuma, donde fundó la misión de San Pedro; aún más al norte llegó a orillas del río Azul y fundó otras tres misiones: San Andrés, La Encarnación y Casa Grande; para regresar a Dolores en puertas del invierno.

    Entre los años 1697 y 1702, Kino transitó esta vasta región con el propósito de hallar una ruta que comunicara con la Baja California, pero no exclusivamente, pues fundó las misiones de San Marcelo de Sonoyta en 1698, la actual Sonoyta, San Ambrosio del Búsanic y Tucubavia, en el Río Altar. En su último viaje al río Colorado, en 1702, creyó haber dado con la ruta idónea, lo cual dio a conocer el rey Felipe V de España.

    En 1703 inició otro viaje misionero partiendo de Dolores y llegando a Santa Bárbara por la ruta de las misiones fundadas, aprovechando para fundar nuevas e inspeccionar el desarrollo de los cultivos y del comercio. Y ya en 1706, a cinco años de su fallecimiento, que sucedió en 1711, descubrió la isla hay llamada de Tiburón, en el Mar de Cortés, a la que bautizó Santa Inés, y otra a la que puso por nombre Ángel de la Guarda, en la parte más estrecha del golfo de Cortés.

Durante el cuarto de siglo de infatigable actividad misionera y educadora, Eusebio Francisco Kino recorrió aproximadamente treinta mil kilómetros en cuarenta expediciones y fundó una treintena de pueblos.

    En 1961, el Estado de Arizona solicitó al Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica la inclusión de la estatua del padre Kino en el National Statuary Hall del Capitolio, en Washington.

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 El militar, marino, explorador y religioso, Isidro de Atondo y Antillón nació en Valtierra, provincia de Navarra, el año 1639.

    De notable trayectoria militar, en 1669 se incorporó al séquito personal de Pedro Nuño Colón de Portugal y Castro, duque de Veragua, en viaje al virreinato de Nueva España con motivo del nombramiento del duque como virrey. Siete años después, el duque de Veragua nombró a Isidro de Atondo gobernador de Sinaloa, donde construyó un astillero, y al cabo de otros dos años Almirante de las Californias.

    Fue el almirante de la expedición que en 1683 condujo a los padres misioneros a cumplir su tarea misionera en la Baja California a bordo de los navíos La Concepción San José, en el que embarcó el padre Kino.

    Finalizada la segunda travesía, ya comentada, en 1688 Isidro de Atondo se puso al servicio de su tío el obispo Isidro Sariñana, en Oaxaca; y al año siguiente ingresó en la Orden de Santiago.

Isidoro de Atondo y Antillón

Imagen de youtube.com

Artículos complementarios

    Misiones en la Alta California

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