Junio a Diciembre de 1944 en Hungría
Ángel Sanz Briz, natural de Zaragoza donde nació el 28 de septiembre de 1910, fue un diplomático español que ejerció su actividad durante la Segunda Guerra Mundial y ha pasado a la Historia como El ángel de Budapest.
Heredero de militares y comerciantes, finalizó sus estudios de Derecho e ingresó en la Escuela Diplomática poco antes de dar comienzo la Guerra Civil española de 1936 a 1939. Una vez iniciada se enroló voluntario en las filas Nacionales.
El año 1939, ya concluida la guerra, el Gobierno español lo destinó a El Cairo, la capital egipcia, como encargado de negocios. Cuatro años después, en 1943, se le comunicó su segundo destino diplomático y el correspondiente traslado a la legación española en Budapest, capital de Hungría, también como encargado de negocios. Había contraído matrimonio recientemente con Adela Quijano. Hungría era un Estado próximo al Eje, pero todavía exento de los métodos exterminadores de judíos de la política nacionalsocialista alemana puesta en práctica en los territorios sometidos. En Hungría habitaban alrededor de 750.000 judíos.
En marzo de 1944 las tropas del Reich nacionalsocialista ocupan Hungría, lo que condena a los judíos a persecución, confinamiento, traslados a campos de concentración y la muerte. El gobierno instaurado por la autoridad de ocupación, presidido por Dome Sztojay, careció de reconocimiento tanto por los aliados como por los Estados neutrales. España, Estado neutral, de acuerdo a los tratados internacionales y la costumbre en casos semejantes, sustituyó a su embajador por el encargado de negocios, Ángel Sanz Briz, quien mantuvo constantemente informado al ministro de Asuntos Exteriores español de todos los asuntos concernientes a su misión diplomática y aquellos, humanitarios, que afectaban al trato dispensado a los judíos en el desarrollo de la legislación antisemita. Previendo los acontecimientos mandó a España para su conocimiento fidedigno una copia de los Protocolos de Auschwitz y describió pormenorizadamente los preparativos para la aniquilación de la comunidad judía.
Ángel Sanz Briz. Obra de Julían Alangua Puchet, en Zaragoza.
Opuesto y enfrentado al plan exterminador obtuvo del gobierno español del general Francisco Franco el permiso para proporcionar documentos de nacionalidad española a los judíos sefardíes que pudiese encontrar y negociar con las autoridades húngaras vigentes el traslado a lugar seguro de dichas personas —recuperando así un decreto de 1925 de Miguel Primo de Rivera, que otorgaba la ciudadanía española a los judíos sefardíes descendientes de los que fueron expulsados de España en 1492, y obtuvo permiso para ampliar su protección sobre ellos y gestionar su, legal, repatriación; decreto abolido en 1931 con el advenimiento de la II República.
Sanz Briz procedió diligente y raudo a proteger las vidas de aproximadamente 5.200 judíos, disponiendo a plena necesidad de su influencia y contactos —también su dinero, con el que sobornó al Gauleiter alemán (equivalente al cargo de gobernador)—, así como de casas alquiladas, al parecer once, con los fondos de la embajada española, procedentes del ministerio y de donaciones privadas, que rotuló con la siguiente leyenda: Anejo a la legación española, para garantizar la inviolabilidad de los espacios, proporcionando techo, comida y atención médica a los acogidos hasta que pudieran salir de Hungría.
Anteriormente, las comunidades judías de Tánger y Tetuán, donde ya cientos de judíos húngaros encontraron refugio, se dirigieron el 22 de mayo de 1944 al Alto Comisario de España en Marruecos (el general Luis Orgaz Yoldi) para que autorizara la entrada en Tánger de 500 niños huérfanos, acompañados por 70 adultos. El 20 de julio de 1944, Ángel Sanz Briz recibió instrucciones, junto con las autoridades de la Cruz Roja, para formar el grupo. Sanz Briz solicitó el envío de los niños pero las autoridades alemanas dificultaron su traslado a Tánger. Sin embargo las visas constituían de por sí una protección parcial, y los 500 niños que las recibieron quedaron bajo la protección de la Cruz Roja y de la legación española.
Ese verano de 1944, las organizaciones judías de Estados Unidos de América pidieron a los Aliados que tomaran medidas efectivas para salvar judíos. Uno de estos pedidos se refería a 1.684 judíos de Budapest, sobre cuya liberación estaba negociando con Adolf Eichmann el Comité de Ayuda y Salvamento de Hungría. Cuando se autorizó su salida, esos refugiados necesitaron obtener de inmediato visas para un país neutral. Ángel Sanz Briz transmitió a Madrid la súplica de los líderes del Comité de Budapest, Otto Komoly y Rezso Kastner, de que España otorgase esas visas y el pedido fue aceptado.
La localización de los 500 niños que debían ser enviados a Tánger y la protección a 45 judíos que podían aducir ciudadanía española fueron las primeras medidas que tomó Ángel Sanz Briz después del 15 de octubre de 1944.
Logró convencer a las autoridades húngaras para que aceptaran su protección sobre doscientos judíos de origen sefardí, a los que el Gobierno español reconoció su derecho a la nacionalidad española.
“Después la labor fue relativamente fácil. Las 200 unidades que me habían sido concedidas las convertí en 200 familias; y las doscientas familias se multiplicaron indefinidamente con el simple procedimiento de no expedir documento o pasaporte alguno a favor de los judíos que llevase un número superior al 200.”
A los pasaportes se unían las denominadas \”cartas de protección\” —Schutzbriefe— que por él emitidas en nombre del gobierno español ampararon a miles de judíos. Por ejemplo: Certifico que Mor Mannheim, nacido en 1907, residente en Budapest, calle de Katona Jozsef, 41, ha solicitado, a través de sus parientes en España, la adquisición de la nacionalidad española.
Carta de protección
La respuesta diplomática por cauce oficial era: La legación de España ha sido autorizada a extenderle un visado de entrada en España antes de que se concluyan los trámites que dicha solicitud debe seguir.
Este documento falso, fechado en Budapest el 14 de noviembre de 1944, salvó la vida del citado. Como él, otros 5.200 judíos húngaros también salvaron la vida.
Entre los colaboradores más próximos se encontraba Jorge Perlasca, un amigo italiano que se autoproclamó embajador de España cuando Sanz Briz fue obligado a abandonar la misión por el Gobierno español, finalizando 1944, ante la penetración en Hungría del Ejército Rojo y la más que cierta sospecha del interés por su detención. Siguiendo instrucciones del ministerio viajó a Berna, la capital suiza, donde redactó su último informe.
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Ángel Sanz Briz, el Ángel de Budapest, recibió diversas cruces de mérito en sendos estados, como la Gran Cruz de Carlos III, la de Isabel la Católica, ambas en España o la Legión de Honor en Francia; y se le concedió el título de Hijo predilecto de Zaragoza, su ciudad natal. Por su extraordinaria labor humanitaria fue honrado con el título Justo entre las Naciones por el Museo del Holocausto, Yad Vashem, en Israel, el 8 de octubre de 1966, y a sus herederos, inscribiendo su nombre en el memorial del Holocausto. En 1994 el gobierno húngaro le concedió, a título póstumo, la Cruz de la Orden del Mérito de la República Húngara, y en 1995, con motivo del 50 aniversario del Holocausto, el Gobierno húngaro rindió homenaje a la labor del diplomático español descubriendo una placa colocada en uno de los edificios que sirvieron de albergue y refugio a los judíos.