Guerras ultramarinas en el siglo XIX: El asedio de Veracruz en Nueva España
José Coppinger, Ignacio Castellá y la guarnición del castillo-fortaleza de San Juan de Ulúa
Del 26 de octubre de 1821 al 18 de noviembre de 1825
Antecedentes
Declarada la independencia de Nueva España el 24 de agosto de 1821, el mando militar español procedió a evacuar las fuerzas españolas allí presentes hasta la fecha. Cronológicamente, el 15 de septiembre se rindió la fortaleza de Acapulco, en la costa del océano Pacífico, y el 26 la guarnición de Veracruz, en la costa del océano Atlántico, se retiró al castillo-fortaleza de San Juan de Ulúa.
San Juan de Ulúa es una pequeña isla situada frente a la ciudad y puerto de Veracruz, bautizada en español por el capitán Juan de Grijalva en su expedición por el territorio de la desembocadura del río Tabasco (que dio futuro nombre a la región entera) el 8 de abril de 1518. Convertida en fortaleza para ganar un puerto y una zona segura que favoreciera las expediciones en el presente, y en adelante contrarrestara los ataques de los piratas y corsarios ingleses, su construcción se planeó a las órdenes de Hernán Cortés en 1519. Aproximadamente medio siglo después, en 1568, acaeció la primera batalla de San Juan de Ulúa entre la Armada del general español Francisco Luján y la flota corsaria de Francis Drake y John Hawkins, que resultó aniquilada.
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Laureado José Coppinger
Brigadier. Concedida la Cruz Laureada de San Fernando de 4ª clase por Real Orden de 9 de febrero de 1827 y Real Cédula de 3 de marzo de 1827.
Bloqueada por tierra y mar la corta guarnición acogida a los muros del castillo de San Juan de Ulúa desde el 26 de octubre de 1821, mandada en primera instancia por el general José Dávila al que sucedió el brigadier Francisco Lemour quien a su vez resignó la jefatura de la defensa al también brigadier José Coppinger y López de Gamarra, fue posible tan larga y enconada resistencia gracias al valor y determinación de los sitiados, y a los suministros de víveres y refuerzos de tropa provenientes de tierra firme que burlaban la vigilancia del ejército mexicano con cuartel general en Veracruz.
En lucha incesante con el enemigo, la guarnición sufrió toda clase de penalidades, hambre y enfermedades, quedando reducida a un tercio de los efectivos originales, un total de 70 hombres, harapientos, desnutridos y sin municiones, en el momento de la capitulación el 18 de noviembre de 1825; habiendo llevado la resistencia al límite humano posible.
Los hechos referidos se expusieron en una Real Orden comunicada al Secretario de Estado por el Capitán general de la isla de Cuba.
“He dado cuenta al rey nuestro señor de la causa que V.E. me remitió en catorce de mayo de mil ochocientos veinte y seis, formada para averiguar los motivos que produjeron la entrega del castillo de San Juan de Ulúa a los disidentes de Nueva España por el brigadier D. José Coppinger, gobernador interino que era del mismo, y de la sentencia pronunciada por el consejo de guerra de oficiales generales en esa plaza, por la que se declara libre de todo cargo al expresado brigadier D. José Coppinger, habiendo no solo cumplido el deber de gobernador interino de dicho castillo, sino hacerse acreedor por su firmeza, valor y constancia a que se recomiende a la soberana consideración de S.M., así como a su segundo teniente coronel D. Ignacio Castellá y demás jefes, oficiales y tropa que han sobrevivido a tan gloriosa defensa. Enterado S.M. de todo y conforme con el parecer de su supremo consejo de la guerra, se ha servido aprobar la expresada sentencia y conceder al brigadier D. José Coppinger la cruz de cuarta clase de la real y militar orden de San Fernando, y la segunda de la misma a los demás jefes, oficiales y tropa que han sobrevivido a la heroica defensa de aquel castillo, para que tengan este testimonio, así el citado Coppinger como los demás individuos que componían la guarnición de San Juan de Ulúa, cuando capituló, en que acreditaron de un modo el más satisfactorio a su conducta, quenada les quedó por hacer, y que llevaron las pruebas de su honor hasta tocar la línea del sublime y heroico, en el duro trance en que se hallaban.”
Estos son los 35 infantes Laureados, junto al brigadier Coppinger, por la acción de San Juan de Ulúa:
Teniente coronel Ignacio Castellá; capitanes Domingo Lagrú, Pedro Llinás y Magín Mateu; tenientes Mariano García, Miguel Oliver y José Vicente Jorro; subtenientes José Antonio Prat, Baltasar de Sotolongo, Antonio Riquelme y Antonio Machado; sargentos segundos Cayetano Rivero, Jaime Segura, Manuel Rodríguez, Diego Navarro, Juan Pérez, Francisco Antonio Fernández, Antonio Oliver y Francisco Sánchez; cabos Silvestre Condom, Miguel de Jorge, José Antonio Rafols, Francisco de Lahoz, Mariano Naarro, Guillermo Paradís y Francisco Llobet; corneta José Garriga; tambos Luis Siquier; soldados José Florenza, Antonio Rubira, Antonio Graciá, Jaime Castellet, Francisco Sans, Bernardo de Vicente y Pablo Talarn.
La bandera del castillo fue depositada el 12 de noviembre de 1826, con gran solemnidad, en el santuario de la Virgen de Guadalupe.
Jorge Coppinger era natural de La Habana. Nacido en 1771, ingresó como cadete en el Regimiento de Hibernia en 1783. Ascendido a teniente en 1887, intervino en la defensa de la plaza de Orán y en la guerra contra los franceses en el Rosellón y Cataluña. En 1797 fue nombrado comandante del castillo de la Punta y gobernador de Filipinas, Bayamo y Trinidad (provincias de Cuba), pasando en 1817 a desempeñar el cargo de gobernador de La Florida Oriental. En 1822 fue ascendido a coronel y dos años después a brigadier.
En 1824 el capitán general de Cuba le encomendó la misión de penetrar en el asediado castillo de San Juan de Ulúa para sustituir una baja por enfermedad, cosa que logró el 28 de enero de 1825; baja a la que posteriormente se unió la del capitán general interino de Nueva España a quien también tuvo que sustituir. Sostuvo la fortaleza hasta que la peste, el escorbuto, la falta de víveres, salubridad y municiones diezmaron la guarnición.
Pasado este heroico episodio, José Coppinger fue nombrado comandante general interino del Departamento Oriental de la isla de Cuba, y en los años siguientes desempeñó los cargos de gobernador interino de Trinidad y del Departamento del Centro.
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Bilaureado Ignacio Castellá
Teniente coronel del Regimiento Ligero de Cataluña n.º 1 Peninsular. Concedida la Cruz Laureada de San Fernando de 4ª clase por Real Orden de 9 de febrero de 1827 y Real Cédula de 3 de marzo de 1827.
Destinado a Cuba, en el mes de noviembre de 1821 se trasladó al castillo de San Juan de Ulúa para guarnecerlo con 400 hombres a su mando, permaneciendo en la fortaleza desde el 30 de diciembre de 1821 hasta el 11 de julio de 1822, para regresar a Cuba.
El 15 de enero de 1825 embarcó nuevamente hacia el castillo de San Juan de Ulúa, al mando del destacamento destinado a ese puesto permaneciendo allí como teniente de rey hasta el 18 de noviembre.
Brigadier jefe de la 2ª Brigada de la 1ª división de operaciones. Concesión de la Cruz Laureada de San Fernando de 3ª clase, sencilla, por Real Cédula de 27 de julio de 1845, premiando el asalto y toma de Gerona el 8 de noviembre de 1843 durante los sucesos políticos de Barcelona en dicha época.
Habiéndose retirado el brigadier Ametller a Gerona fue perseguido por el general Prim, que bloqueó la ciudad el 29 de septiembre de 1843, formalizando el sitio en los días siguientes. El 7 de noviembre se firmó la capitulación de la plaza.
Nacido en el municipio leridano de Surp en 1794, ingreso en el ejército en 1808 con el empleo de capitán y con destino al Tercio de Talarn.
Participó en las expediciones de guerra por los Pirineos y contra los franceses en el sitio de Gerona en 1809. En 1819 embarcó hacia Cuba con el ejército expedicionario, prestando a continuación servicio de guarnición en La Habana hasta 1821; finalizado este año y durante unos meses se le destinó al castillo de San Juan de Ulúa al mando de 400 hombres. Regresado a La Habana fue ascendido a comandante, y en enero de 1825 y hasta la capitulación cumplió servicio nuevamente en San Juan de Ulúa.
Entre 1825 y 1843, momento de los episodios anteriormente citados que le valieron la segunda laureada, estuvo de guarnición en diferentes lugares de Cuba y puerto Rico, ascendiendo en 1841 al empleo de brigadier, coincidiendo con su vuelta a la Península y su destino en Barcelona.
Posteriormente combatió a los carlistas en Cataluña al mando de la 2ª Brigada de la 1ª División de Operaciones; fue nombrado gobernador militar de Gerona y ya en 1844, como último destino, también del castillo de San Fernando de Figueras.