El jienense de Linares, Andrés Segovia Torres, se propuso en su juventud elevar al más alto nivel artístico la guitarra española. Siempre con este deseo por faro y bandera, dedicó todo su talento y energía a dotar de un repertorio de calidad a la guitarra; la dio a conocer en salas de concierto de todo el mundo y con su constante influencia logró que conservatorios y academias incluyesen el estudio de la guitarra española en sus programas.
Tenía un exquisito sentido del ritmo y del estilo y sus interpretaciones eran de una extraordinaria intensidad creativa.
A los nueve años se traslada con su familia a Granada, y desde ese momento, en solitario, comienza a estudiar la técnica de la interpretación de la guitarra española.
Nacido en 1893, en 1908 ofrece su primer concierto como solista de guitarra en el Centro Artístico de Granada, con gran éxito. Con este refrendo en 1913 se presentó en el Ateneo de Madrid y tres años después en el Palau de la Música de Barcelona, ambas actuaciones coronadas de éxito.
Es el despegue para su carrera internacional, cuyo debut tuvo lugar en 1924 y en París, para seguir cuatro años después en Nueva York y al siguiente en Japón.
En paralelo a su actividad concertista, Andrés Segovia fue elaborando un repertorio de música culta para la guitarra, antes aislada en el ámbito popular y del flamenco, transcribiendo obras de laúd y vihuela españolas del siglo XVI, recuperando la obra de los maestros clásicos de la guitarra como Fernando Sors, Dionisio Aguado, Mauro Giuliani y Francisco Tárrega, y asimismo transcribiendo obras de compositores universales como J. S. Bach, Haendel, Haydn, Mozart, Chopin y Schumann.
Sus primeros arreglos para guitarra española datan de 1917, y a raíz del arte y la reputación que lo adornaban, Andrés Segovia atrajo la atención de numerosos compositores.
Federico Moreno Torroba, a sugerencia de Segovia, escribió para él la primera pieza sinfónica concebida para guitarra, titulada Suite castellana, de 1922; y luego Sonatina y Castillos de España. Aparecieron a continuación el Concierto del Sur, de Manuel Ponce en 1939; el Concierto en re, de Mario Castelnuovo-Tedesco; el Concierto para guitarra y orquesta, de Heitor Villa-Lobos, en 1951; y la Fantasía para un gentilhombre, de Joaquín Rodrigo, en 1954.
Junto a estos compositores figuran como escritores de piezas para guitarra interpretada por Segovia, Manuel de Falla, Joaquín Turina, Joan Manén, Óscar Esplá, Federico Mompou, Albert Roussel, Darius Milhaud, Carlos Pedrell y Antonio Lauro, entre otros.
Destacadas las facetas de intérprete, arreglista y divulgador del repertorio de la guitarra, no lo es menos la de docente, impartiendo sus enseñanzas por todo el mundo. Durante años, a partir de 1945, ejerció la enseñanza en la Academia Chigiana de Siena, cursos en Santiago de Compostela desde 1958 y posteriormente en la californiana Universidad de Berkeley.
Varias veces condecorado, fue nombrado doctor honoris causa por las Universidades de Granada, Madrid y Oxford; y el rey de España, Juan Carlos I, le concedió el título de Marqués de Salobreña.