Nacido en Lérida el año 1867, Enrique Joaquín Granados Campiña junto con Isaac Albéniz es el iniciador de la moderna escuela de música nacional española, que más tarde Manuel de Falla llevó a su culminación. Romántico tardío, virtuoso del piano, compositor y pianista, cultiva una música refinada, intimista y brillante.
La temprana afición musical de Granados fue atendida por el músico militar José Junceda, posteriormente ingresó en la Escolanía de la Merced de Barcelona, al trasladarse a esta ciudad con su familia. Con Juan Bautista Pujol estudió piano y con el reputado maestro Felipe Pedrell composición.
La educación musical de Granados se vio apoyada e impulsado por mecenas de la ciudad condal: a los 13 y 16 años ganó sendos premios de piano, además de actuar en salas de Barcelona. Dio su primer concierto en 1886.
Unas vez en París, donde fue a estudiar, recibió clases del pianista Charles Bériot y conoció al pianista español Ricardo Viñes. De regreso a Barcelona en 1889, empezó a componer y a dar clases de piano; un año después dio un gran concierto presentando obras propias.
En 1898 hizo su primera aparición en la escena teatral con la zarzuela María del Carmen, estrenada en Madrid; gracias al éxito de esta obra recibió la Cruz de Carlos III. En su breve etapa madrileña, Granados proliferó hacia ella homenajes y referencias.
En 1900 concluye las Doce danzas españolas que recibieron el elogio de sus principales contemporáneos en toda Europa. Con idéntico carácter, son también sus Seis piezas sobre cantos populares españoles.
Afincado en Barcelona, se prodigó en actuaciones al piano, compartiendo en algunas escenario con músicos e instrumentistas ilustres.
El 1901 fundó la Academia Granados, dirigido tras su muerte en el mar intentado salvar a su esposa después de haber sido torpedeado el barco en el que viajaban en marzo de 1916, por su discípulo Frank Marshall.
Enrique Granados supo mantener un espléndido nivel creativo en su doble condición de intérprete y compositor, dando a conocer obras de su autoría enraizadas en la sensibilidad musical española. En 1911 presentó la suite para piano Goyescas, mientras sus Tonadillas triunfaban en París. En ambas obras, Granados expresa su admiración a Goya y su asunción del nacionalismo artístico.
Las Tonadillas es la obra más característica de la música vocal de Granados, que eligió la voz humana como el instrumento preferido de expresión después del piano.
Entre sus piezas marcadamente románticas destacamos los Valses poéticos (en un principio titulados Valses de amor, dedicadas a su amigo el pianista y compositor de la Serenata española Joaquín Malats) y las Escenas románticas, de la que Pelele es la más recordada.
Enrique Granados
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Goyescas, la ópera concebida a partir de las páginas musicales del mismo título, fue estrenada en el Metropolitan de Nueva York en 1916 al no poder serlo en la Ópera de París por la guerra. En esta ópera Granados pone de relieve su capacidad para elevar la categoría de la música dramática española, y es su obra orquestal más conocida. Su estancia en Estados Unidos se prolongó debido al éxito de esta ópera, de suerte que no paró de recibir homenajes e invitaciones, una de ellas a la Casa Blanca.