El marino y militar Ignacio María de Álava y Sáenz de Navarrete, natural de Vitoria, donde nació en 1750, completó una vuelta a la Tierra por mar al mando de su Escuadra en defensa de los intereses de España.
El segundo Tratado de San Ildefonso, firmado el 18 de agosto de 1796, acordó una alianza entre España y Francia que puso fin a la llamada Guerra de la Convención iniciada en 1793 y finalizada con la Paz de Basilea en 1795. El tratado disgustó a Gran Bretaña previendo la guerra que acabó llegando por mar el 5 de octubre de 1796.
Ante tal circunstancia, el gobierno español dispuso el refuerzo de los lugares ultramarinos más susceptibles de ser atacados: Cuba, Filipinas y Trinidad de Barlovento. Se aprestó una poderosa Escuadra compuesta por los navíos Europa (arriada la insignia), San Pedro Apóstol y Montañés y las fragatas Nuestra Señora del Pilar, Santa María y Fama, al mando de un brillante marino y cartógrafo, además conocedor de las aguas caribes y filipinas, Ignacio María de Álava. Las rutas barajadas para arribar a Filipinas eran dos: por el cabo de Buena Esperanza o por el cabo de Hornos, éste camino más largo y peligroso pero mejor conocido. El Jefe de Escuadra Ignacio de Álava eligió con éxito surcar el cabo de Hornos.
Zarpó la Escuadra de Cádiz en noviembre de 1795 y a finales de enero de 1796 ya había alcanzado las islas Malvinas. Doblado el cabo de Hornos llegó al puerto chileno de Talcahuano y después al peruano de El Callao. La siguiente etapa trasladó la Escuadra a la isla de Guam, al sur de las islas Marianas en el océano Pacífico, para aproar inmediatamente las aguas del archipiélago filipino. La navegación por los estrechos canales filipinos fue harto complicada dado el calado y la anchura de los barcos españoles; con todo, la Escuadra fondeó en el puerto de Manila en diciembre de 1796.
Entonces comenzaron las operaciones navales propiamente dichas, pugnando contra los vientos huracanados, las tempestades y el estado de la mar más que en lucha abierta con los británicos que desistieron de cualquier ataque al comprobar el refuerzo del apostadero de Manila y la disposición bélica de la Escuadra española. Asegurada la zona, por el Tratado de Amiens de 1802 terminaron las hostilidades y la Escuadra regresó a España en el tornaviaje iniciado el 11 de enero de 1803 y concluido, a través de los mares de China, el estrecho de Son y el cabo de Buena Esperanza, el 15 de mayo de 1803 en Cádiz.
Ignacio de Álava fue recompensado durante la campaña con el ascenso a teniente general de la Armada y a los pocos años con el de capitán general de la Armada.