En su periplo viajero alrededor del mundo, el jienense Pedro Ordóñez de Ceballos, nacido en 1550, recorrió cinco continentes durante treinta y cinco años y aproximadamente 165.000 kilómetros.
Antes de dar la vuelta al mundo, Pedro Ordóñez conoció Europa, siendo su primer destino la península itálica; el norte de África, donde tras desvalijar treinta navíos de camino a Túnez pagó el rescate de numerosos cautivos cristianos; los Santos Lugares, embarcando a continuación hacia el Nuevo Mundo; en América, concretamente en Nueva Granada (Colombia) fue ordenado sacerdote en 1566; con este punto de partida, viajó por diversas poblaciones de tierra firme, exploró el río Marañón o de las Amazonas, se adentró en Chile, siguió hacia Ecuador y Panamá, pasó a Cuba, llegó a México y en Guatemala puso fin a la aventura americana; en la siguiente etapa navegó el océano Pacífico (Mar del Sur) hasta la isla de Cebú en Filipinas; saltó al Sudeste asiático continental, con destacada presencia en Cochinchina a cuya real princesa bautizó con el nombre de María y le negó compromiso de matrimonio; fue a la isla de Ceilán, última recalada en Asia; y regresó a América.
Con todo este bagaje en su espíritu y cuerpo, Pedro Ordóñez ejerció su ministerio, la caridad y la docencia en la ecuatoriana ciudad de Pimampiro casi un año.
El apodado Elcano con sotana, volvió a España para concluir una vida apasionante que fue publicada, a la manera de una crónica viajera, en varios libros, aunque significativamente en el titulado Viaje del mundo aparecido en 1614.