Figura señera de la Ciencia Física, Blas Cabrera Felipe, natural de Arrecife, capital de la canaria isla de Lanzarote, nacido el año 1878, es protagonista y referente del estudio y la docencia en España con repercusión y elogio internacional.
En 1894 se trasladó a Madrid para estudiar Ciencias Físico-Matemáticas, licenciándose en 1899 y con la obtención del grado en 1900. Al cabo de un año y de la presentación de su tesis doctoral, fue nombrado profesor auxiliar interino de Física Matemática; es la época que junto a la experimentación propia y el análisis de los descubrimientos científicos en Europa, dirigió su interés hacia el Magnetismo.
Tan evidente era su progresión que unos meses después se le ofreció una cátedra que aún no había sido convocada, además de formar parte de la comisión que designaría la primera junta directiva de la Sociedad Española de Física y Química. A principios de 1904 quedó inaugurada la Cátedra de Electricidad y Magnetismo cuya titularidad recayó en Cabrera, de tan solo veintiséis años, al año siguiente. Ya con treinta fue elegido Académico de Número de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; otra precocidad en su haber, sumada a la que en 1910 le concedía la dirección del recién creado Laboratorio de Investigaciones Físicas en el Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales, patrocinado por la Junta para la Ampliación de Estudios (JAE).
De esta institución obtuvo Cabrera una pensión para que en 1912 pudiera viajar a Zúrich para conocer los avances en Electricidad y Magnetismo al lado del maestro Pierre Weiss. Etapa breve pero fructífera que antecedió a la dedicada, de vuelta a España, a la Magnetoquímica, organizando bajo su responsabilidad un grupo de investigación con Enrique Moles, Julio Guzmán, Manuel Marquina, Emilio Jimeno y Santiago Piña.
Reconocida su tarea y capacidad, en 1916 fue elegido presidente de la Sociedad Española de Física y Química, a la par que la JAE le propuso como embajador cultural en Argentina para ocupar la Cátedra de Cultura española instituida en Buenos Aires por mediación de la Institución Cultural Española, posesión confirmada en presencia el año 1920, una vez dedicado a la reflexión teórica y la divulgación científica en torno a la estructura de la materia y la teoría de la relatividad.
Una dedicación siempre compatible con la enseñanza, impartiendo cursos y conferencias doquiera era solicitado, y publicando numerosos artículos y obras de divulgación. Esta actividad pública docente alcanzaría un hito al convertirse en el anfitrión de Albert Einstein en la visita que el ilustre físico realizó a Madrid en 1923.
Retomó la investigación experimental en 1924. El Laboratorio que dirigía encaminó sus estudios al Paramagnetismo de la materia y a la influencia de la temperatura en el comportamiento magnético de las disoluciones, vinculándose a la tarea los célebres Arturo Duperier y Julio Palacios; los trabajos fueron publicados en las revistas internacionales más prestigiosas. En esta época Blas Cabrera completó la ecuación de Curie-Weiss del Paramagnetismo, que desde entonces fue conocida la ecuación de Curie-Weiss-Cabrera, y en ocasiones como de Cabrera-Duperier.
Blas Cabrera
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El auge de la ciencia española con las señaladas figuras de Blas Cabrera, Enrique Moles, Ángel del Campo y Julio Palacios, obtuvo el reconocimiento de la International Education Board, órgano de la Fundación Rockefeller, que aprobó en 1925 un decisivo patrocinio para favorecer la construcción del Instituto Nacional de Física y Química. Año este que incorporó a Blas Cabrera a la Revista de Occidente de José Ortega y Gasset, para que en sus doctas páginas informara y transmitiera los avances científicos patrios en Física y Cosmología.
Pletórico de actividad y demandado aquende y allende, en 1926 vuelve a América delegado por la Junta de Relaciones Culturales, creada en la época de Miguel Primo de Rivera en el Ministerio de Estado. Posteriormente sería elegido para formar parte de la Asamblea Nacional y participó en los procesos de reforma educativa. Hasta que en 1928 es nombrado académico correspondiente en París (superando por abrumadora mayoría a los candidatos Niels Bohr, Camille Gutton y Henri Buisson), y elegido miembro del Comité Científico de las Conferencias Solvay, por iniciativa de Marie Curie y Albert Einstein. Blas Cabrera ya era por derecho y avales una figura mundial en el ámbito del Magnetismo.
Corriendo el año 1930, en España fue nombrado Rector de la Universidad Central de Madrid, integrándose a su vez en la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria. Meses después también fue elegido representante español en el Comité Internacional de Pesas y Medidas, en sustitución del eminente Leonardo Torres Quevedo.
Nombramientos que siguieron produciéndose en lo que puede considerarse su última etapa de esplendor científico. En 1931, vicepresidente de la Junta de Relaciones Culturales; representante en el Comité de Consejeros Científicos de la Organización Internacional de Cooperación Intelectual con sede en Ginebra; director del Instituto Nacional de Física y Química, inaugurado el 6 de febrero de 1932. En 1934, Rector de la Universidad Internacional de Verano de Santander; presidente de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; y Académico de la Real Academia de la Lengua tras el fallecimiento del eminente y premio Nobel Santiago Ramón y Cajal.
Falleció el año 1945 en México, ignorado su deseo en 1941 de reincorporarse a las Academias de Ciencias y Lengua Española, aun habiendo manifestado por escrito su vivo deseo de continuar su obra en España; habiendo concluido su labor docente impartiendo clases de Física en la Universidad Nacional Autónoma de México y publicando en la revista Ciencia.