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La excelencia de Lope de Vega

El teatro nacional español


Novelista, poeta lírico y narrativo, tratadista literario y, sobre todo, dramaturgo, Lope de Vega es el escritor más prolífico de la literatura española y el creador del teatro nacional en España.
Miguel de Cervantes le otorgó el título de ‘Monstruo de la naturaleza’, y otros contemporáneos del Siglo de Oro le nombraron ‘Fénix de los ingenios’.
Nacido el año 1562 en Madrid, en el seno de una familia modesta pero hidalga, Lope dio pronto muestras de su talento; junto a una también precoz y no menos ardorosa inclinación al amor y a la aventura. Casó dos veces, mucha fue su prole y fue ordenado sacerdote.
Pudieran ser 1.800 las comedias escritas por su fertilidad creativa, sin contar los entremeses, y 400 los autos. Lo que nos ha llegado son cifras que no por modestas al compararlas dejan de maravillar: 480 comedias y un gran número de novelas, narraciones cortas, poemas líricos, epístolas y demás. En frase a él atribuida, dice que de todas sus comedias más de ciento en horas veinticuatro pasaron de las musas al teatro.
Un apunte biográfico revela que Félix Lope de Vega y Carpio estudió gramática y retórica con los jesuitas y después, en el Estudio Real, frecuentó las matemáticas y la astronomía con afán de satisfacer su innata curiosidad por lo humano y lo divino.
Hombre de acción, inquieto y de fuerte carácter, trasladó su residencia varias veces, de la vieja a la nueva Castilla, y embarcó rumbo a la conquista de la isla de Terceira (las islas Azores) con la expedición del marqués de Santa Cruz. Hombre de pasiones breves, intensas y discontinuas, sus amoríos y amores son célebres y no pocos de ellos tuvieron, en alguna medida, reflejo en sus obras y absoluta trascendencia en su vida.
En 1613 se traslada definitivamente a Madrid, y en ese año comienzan las desgracias familiares que marcan el destino del genio. Una honda crisis espiritual lo conduce al sacerdocio en 1614, celebrando su primera misa en el convento de las carmelitas descalzas donde poco antes había enterrado a su mujer.
Pero en el año 1616 otro vuelco sentimental, traído por la pasión, le guía de vuelta al matrimonio con una mujer, y también a la paternidad. Este amor perdura hasta 1633, cuando ella muere; y otras muertes y nuevos percances, de hijos ambos, vienen encadenadas y agotan la vitalidad de Lope de Vega en 1635.
Poseedor de una vasta cultura y equiparable ansia investigadora, Lope de Vega no dudó en abordar cualquier práctica literaria con acierto y sello personal, tal que la épica renacentista, el poema mitológico, la novela pastoril e, incluso, el relato autobiográfico.
Pero su genio literario se condensa en la poesía lírica, especialmente en sus sonetos, en la poesía de corte popular y en sus comedias. Él fue quien dio forma escénica bien definida a la comedia española, estilo dramático que le debe su preceptiva y definición.
En su breve Arte nuevo de hacer comedias pone de manifiesto su conciencia de haber concebido el teatro nacional español. En vez de los cinco actos de la tragedia clásica reduce a tres los de la comedia; respeta la unidad de acción pero quebranta las de lugar y tiempo; mezcla lo trágico con lo cómico, lo serio con lo ridículo; adopta la forma versificada, no obstante recomienda usar distintas formas métricas según las diferentes situaciones dramáticas; y servirse de un lenguaje adaptado al vulgo.

Arte nuevo de hacer comedias

(Fragmento)

No porque yo ignorase los preceptos,
gracias a Dios, que ya, tirón gramático,
pasé los libros que trataban de esto
antes que hubiese visto al Sol diez veces
discurrir desde Aries a los Peces;
mas porque en fin hallé que las comedias
estaban en España en aquel tiempo,
no como sus primeros inventores
pensaron que en el mundo se escribieran,
mas como las trataron muchos bárbaros
que enseñaron al vulgo a sus rudezas,
y así se introdujeron de tal modo
que quien con arte ahora las escribe
muere sin fama y galardón, que puede
entre los que carecen de su lumbre,
mas que razón y fuerza, la costumbre.
Verdad es que yo he escrito algunas veces
siguiendo el arte que conocen pocos;
mas, luego que salir por otra parte
veo los monstruos, de apariencias llenos,
adonde acude el vulgo y las mujeres
que este triste ejercicio canonizan;
a aquel hábito bárbaro me vuelvo,
y, cuando he de escribir una comedia,
encierro los preceptos con seis llaves,
saco a Terencio y Plauto de mi estudio,
para que no me den voces, que suele
dar gritos la verdad en libros mudos,
y escribo por el arte que inventaron
los que el vulgar aplauso pretendieron;
porque como las paga el vulgo, es justo
hablarle en necio para darle gusto.

Félix Lope de Vega y Carpio


La grandeza de Lope de Vega abruma y desborda cualquier comentario sucinto. Es el primer dramaturgo moderno en el sentido estricto del término, en continua dialéctica con su público, de cuya exigencia surge la estructura de un género y una praxis teatral orientada a cautivarlo mediante la creación de una tensión dramática que no perdonará ningún motivo para alcanzarla.
Figura singular que concita admiración y desconcierto por su propia magnificencia: “Porque a veces lo que es contra lo justo / por la misma razón deleita el gusto”.

Sinopsis de El caballero de Olmedo
Comedia en tres actos inspirada en una leyenda histórica y en unos versos populares en los que se hace referencia a la muerte del caballero de Olmedo.
Don Alonso, el caballero de Olmedo, ve en la feria de Medina del Campo a la bellísima doña Inés. Busca a la vieja Fabia para que interceda por él y le haga presente su amor a Inés. Ésta le corresponde; pero pide su mano otro caballero, don Rodrigo.
Inés, por medio de Fabia, pide a don Alonso que vaya a hablar con ella por la noche, a través de la reja. Pero a la cita se presentan también don Rodrigo y su amigo don Fernando. Tiene lugar una breve reyerta que termina con la fuga de los contendientes.
Se disponen los esponsales de don Rodrigo y de doña Inés, contra los deseos de la mujer.
Don Alonso tiene un mal presagio: ve a un azor, un ave rapaz, dar muerte a un jilguero. Poco después salva la vida a su rival, que estaba a punto de ser corneado por un toro. Sin embargo, don Rodrigo no muestra la menor gratitud por ello, e incluso medita el asesinato del caballero de Olmedo.
Don Alonso parte para su ciudad, Olmedo. Por el camino oye cantar los versos que aluden a su muerte: “Que de noche le mataron / al caballero, / la gala de medina, / la flor de Olmedo”. Aunque sigue sin conceder fe al mal presagio.
Don Rodrigo y don Fernando lo matan en una emboscada.
Mientras tanto, Inés ha recibió de su padre y del rey el consentimiento para casarse con don Alonso. Durante una audiencia real se presenta Tello, sirviente del caballero de Olmedo, para anunciar su alevosa muerte.
El rey ordena que los asesinos, don Rodrigo y don Fernando, sean decapitados.


Artículos complementarios

    Miguel de Cervantes

    Francisco de Quevedo

    Calderón de la Barca

    Luis de Góngora

    Baltasar Gracián

    Tirso de Molina

    Antonio de Nebrija

    María de Zayas y Sotomayor

    Estudios y tratados sobre la lengua española

    Lo que el mundo debe a España

    Una lengua universal

    De afeites y disimulos

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