Siglo de Oro: Nace la mítica figura de don Juan con el burlador de Sevilla
Entre 1612 y 1625 en Madrid
Tirso de Molina, de nombre Gabriel Téllez (1579-1648), estudió en la universidad de Alcalá de Henares, ingresa en 1600 en el convento de la Merced de Madrid y profesa en la orden al año siguiente; en ella adquirirá una sólida formación humanística. En 1610 ya tiene fama como dramaturgo.
Entre 1614 y 1615 residió en el convento mercedario de Estercuel, en Teruel.
Participará en una expedición a Santo Domingo (1616-1618) para impartir cursos de teología, y a la vuelta se establecerá en Madrid hasta el dictamen de la Junta de Reformación que censura sus comedias “profanas y de malos incentivos y ejemplos”, 1625, confinado al convento de Cuenca.
Se traslada a Sevilla, donde se publicará la Primera parte de sus comedias, 1627, él es comendador del convento de Trujillo; será nombrado cronista general de la orden y, al final de su vida, comendador del convento de Soria.
Entre 1634 y 1636 se publicarán de la Segunda a la Quinta parte de sus comedias. Sus comedias de enredo o de carácter trazan unas figuras femeninas muy logradas; destaca Don Gil de las calzas verdes: “Esto bastaba / para enredar treinta mundos”.
Sus piezas religiosas se inspiran en la Biblia y en vidas de santos.
También escribió dramas históricos, novela cortesana y poemas que solía engastar en sus obras dramáticas.
Tirso de Molina (Fray Gabriel Téllez)
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Tirso de Molina plantea en sus obras dramáticas el problema del libre albedrío del hombre y el papel de Dios en su salvación o condena; y la presencia del poder divino encarnado a través de la palabra. Así aparece en El burlador de Sevilla y convidado de piedra, drama sobre el mito de Don Juan: “Esta es justicia de Dios, / quien tal hace que tal pague”; “que es juez fuerte / Dios en la muerte”; “¿En la muerte? / ¿Tan largo me lo fiáis?”; “mientras en el mundo viva, / no es justo que diga nadie / qué largo me lo fiáis / siendo tan breve el cobrarse”.
La aportación principal de Tirso de Molina a la historia del teatro español radica en las descripciones psicológicas de sus personajes y en la creación de la figura de don Juan, basada en los donjuanes feudales que aparecen en Peribáñez o Fuenteovejuna y en los donjuanes castrenses, como en El alcalde de Zalamea. Y es a partir de El burlador de El convidado de piedra cuando el personaje se convierte en el mito de la seducción amorosa masculina, momento en que aparece en multitud de obras tanto españolas como extranjeras.
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Sinopsis de El burlador de Sevilla y convidado de piedra
Drama, en tres jornadas, en verso.
Don Juan tenorio se ve obligado a escapar de Nápoles por haber burlado a la duquesa Isabela, entrando furtivamente en su alcoba bajo el nombre de su prometido, el duque Octavio. Secundado por su lacayo Catalinón emprende viaje por mar y naufraga, logrando seducir luego a la pescadora Tisbea, que lo ha recogido y dado cobijo.
Una vez llegado a Sevilla debe enfrentarse al matrimonio con doña Ana, hija de don Gonzalo de Ulloa. Mas el rey dispone que don Juan se una a la ofendida Isabela y que el duque Octavio sea resarcido obteniendo la mano de doña Ana. Ésta, empero, ama al marqués de la Mota.
Don Juan entra en casa de doña Ana y mata al padre de la muchacha. En su nueva fuga seduce a la joven Aminta y se burla de su marido, Patricio.
De regreso a Sevilla ve en una iglesia la estatua de don Gonzalo y para mofarse de ella la invita a cenar. La estatua accede a la invitación, pero para el día siguiente. Don Juan acepta. En la capilla de Ulloa, al término de la macabra última cena entre ambos, el convidado, al saludar a don Juan, le prende férreamente la mano y lo arrastra a los infiernos.