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Id y asombrad al mundo, ¡oh, españoles!

Apunte sobre la patria y el patriotismo

José Antonio Vaca de Osma



En España alienta la exageración, mala costumbre que al igual que las crisis, de variada índole, no es espontánea sino dirigida y fomentada.
Las frases y párrafos entrecomillados son traslación literal de las opiniones y estudios de José Antonio Vaca de Osma, pertinentes para el sentido de este artículo.

La época presente, que se vive sin recuerdo, por la que se transita a impulsos concertados, que es tan larga como corta, vierte ríos de tinta respecto a cuestiones semánticas, no siempre de ortodoxia semántica ni de concepto real ni de docta interpretación, que tienden a significar a conveniencia del patrocinador la validez o caducidad, léase olvido y supresión, de determinadas palabras.
La valoración de tales palabras, entre las que destacan patria, patriotismo, nación e historia, es más que subjetiva, es ideológica y promulgada por aquellos que en alguna o gran medida han sido derrotados por los capítulos aún imborrables de la crónica común. Señala el embajador, académico, historiador y legislador José Antonio Vaca de Osma, inspirador de este artículo, que por no mencionar a España, a la nación, al Estado o al reino, siendo las tres cosas, se la califica apresurada e indiferente de país, conjunto de comunidades autónomas o ciudadanía, elevada a sustantiva y digna la definición. Palabras, sin embargo, imposibles de sustituir a “patria en cualquiera de sus acepciones”, pero que lo hacen, no sólo en la calle, en los corrillos, tertulias y capillas, sino también en formularios oficiales de información, ingreso o examen.
Si patriota es invariablemente la persona que tiene amor a su patria y procura todo su bien, sin nación no hay patria; y viceversa.

Mucho antes de la concreción jurídica y política de los términos patria, patriotismo y nación, ya existían como sentimientos en las personas; en los individuos y en el grupo o sociedad de pertenencia. Y también antes de las configuraciones que ahora se establecen como propias de una nación-Estado: el territorio, la autoridad y la población, aun cuando la definición de las fronteras y los gobiernos carecieran de firme trazado y sólida estructura, trasladada a códigos y tratados, el patriotismo, en concreto el español, “enlazaba muy diversas expresiones del mismo, muchas de ellas egregias desde hace siglos, algunas de tiempos en que España no existía como nación-Estado, a pesar de haber sido la primera como tal en Europa”.
Los españoles patriotas son los que han manifestado de viva voz y por escrito “la parte positiva del pasado y del presente, con claridad, sin ceguera, con todo el escepticismo inteligente necesario, pero ofreciendo siempre la versión positiva o esperanzada; es decir, la versión creativa, y resaltando la impresión victoriosa y no la derrotista, lo que con fortuna se da con frecuencia en los grandes escritores al rememorar las grandezas de nuestro glorioso pasado”.

El patriotismo se siente por completo en la ausencia. Sólo la lejanía, como juez y parte, sólo la distancia forzosa enmarca de puro sentimiento el concepto de patria.
“Hay que estar con la patria con razón o sin razón, decía Cánovas del Castillo; un patriotismo fuerte y activo, es el que pedía Ramón y Cajal; orientado hacia el porvenir, que sea práctico, demandaba Joaquín Costa. Escuela y despensa, con una alegre disposición capaz de imponerse al pesimismo y a la frustración, para vencer al uno y a la otra, y hacer participar a todos en el honor esforzado de los vencedores.”
El afán patriótico, manifestado en palabra y obra, queda vinculado, y no lo contrario, al honor y la fama de una persona o de una sociedad. “La elegancia moral del patriotismo radica en que esa victoria íntima, la del honor y la fama, sea consecuencia de la entrega al servicio de la patria. Sentimiento que de Rubén Darío a Juan Vázquez de Mella, por citar dos ejemplos, se concibe como una comunidad moral e histórica de la que somos una parte. Escribe Rubén Darío: Si pequeña es la Patria, uno grande la sueña. Mis ilusiones, y mis deseos, y mis esperanzas, me dicen que no hay patria pequeña.
“El patriotismo es un sentimiento continuo, como una glándula indispensable para la vida, que se exterioriza y se expresa en determinados momentos de exaltación; lo que no significa que sea en sí pacífico, tranquilo, adocenado, y que no tenga momentos de depresión, de frialdad, incluso decepcionados. Pero si es auténtico renacerá de toda crisis, a pesar de las adversidades y obstáculos.”

El patriotismo es a un tiempo anterior y superior a la sociedad y a su configuración política que es el Estado; “a la vez colectivo en lo social e individual en lo político”.
* * *

“Una de las definiciones que determinan la especificidad del ser humano es la de ser simbólico, afirma el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales”. Su primer gran símbolo es el de la palabra, definida por la Real Academia Española como representación sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos que se asocian con ésta por una convención socialmente aceptada.
El Centro de Estudios Políticos y Constitucionales añade: Este carácter social colectivo, capaz de dotar de una significación y unos valores a determinados aspectos de la realidad humana es básico para comprender la carga explicativa y emocional que tienen los símbolos”.
Desarrollados en un contexto histórico, de añadido cultural, constituyen una base firme para la convivencia; a modo de ilación entre ideas y personas. Lo simbólico tiene ocasión en un tiempo y un espacio acordes. Desde la Edad Moderna, en la civilización occidental, los símbolos son signos evidentes de origen de un grupo y de pertenencia al mismo.
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José Antonio Vaca de Osma y Esteban de la Reguera, natural de Madrid, ha sido embajador de España y académico correspondiente de las Academias de la Historia y de Jurisprudencia y Legislación. Hombre erudito e inquieto, de carácter liberal y tradición conservadora, mediante sus obras nos ha legado un conocimiento veraz y riguroso de la Historia de España y por ende Universal.
Ha sido distinguido con títulos y condecoraciones varias y de gran prestigio: Caballero de las Órdenes de Carlos III, de Isabel la Católica y de la Legión de Honor francesa; Comendador de la Orden de Alfonso X el Sabio, de Cisneros, de la Corona de Bélgica y del Mérito de la República Italiana; Gran Cruz dl Mérito Civil y Medalla de Oro de Ávila: miembro del Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid y Caballero de la Orden de San Fernando; entre otras de larga enumeración.

José Antonio Vaca de Osma y Esteban de la Reguera

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