Ir al contenido principal

Colombine. Carmen de Burgos Seguí

El periodismo de Carmen de Burgos



La periodista Carmen de Burgos Seguí fue la primera española corresponsal de guerra y también pionera como redactora de un periódico.
    Nació en la localidad almeriense de Rodalquilar, en otro tiempo famosa por sus minas de oro, el año 1867, y destacó en las facetas de periodista, escritora, traductora, colaboradora editorial, corresponsal de guerra y, como viajera, en la crónica de viajes. Utilizó diversos seudónimos para firmar sus artículos: Gabriela Luisa, Honorine, Duquesa Laurena, Perico de los Palotes o Raquel; aunque el más conocido de todos ellos, y con el que ha pasado a la historia, es Colombine, adoptado en 1904 desde su columna diaria Lecturas para la mujer en El Diario Universal.

Estudió Magisterio, ejerciendo en la escuela privada y en la pública, actividad que siempre compaginó con su vocación periodística, que le llevó a cubrir episodios de la guerra de África, reflejados en su obra En la guerra: conflictos de Melilla, y a escribir centenares de artículos de toda índole; y literaria, con numerosas publicaciones en forma de relatos y novela.
    Atraída por la vida cultural y los círculos artísticos de Madrid, se instaló en la capital de España; y desde este epicentro impulsor realizó viajes de ampliación de estudios pensionados, iniciados en 1905. En sus primeras andanzas internacionales recorrió Francia, Italia y Suiza, y firmó crónicas en París, Niza, Génova, Pisa, Nápoles, Roma, Florencia y Venecia.
    De regresó a España, en 1909 fue enviada por el Heraldo de Madrid para cubrir como corresponsal la guerra de Marruecos; experiencia que le incrementó su afán viajero, continuado con profundidad en Portugal (su padre había sido vicecónsul de Portugal), Italia y Francia, practicando el reportaje y la entrevista; para seguir hacia el norte visitando Bélgica, Holanda y los países escandinavos, con los mismos cometidos; y luego desplazarse a América, iniciando el periplo el año 1913  en Argentina, completado con una segunda estancia en América Central y del Norte desde 1926, y una tercera y definitiva entre Chile, Bolivia y Perú. De todo ello dejó constancia literaria, además de colaborar en diversos periódicos, impartir pedagogía y dar conferencias.

Mantuvo relación y cultivó la amistad con personajes de la época, significados en política: Álvaro Figueroa y Torres Mendieta, conde de Romanones, Segismundo Moret; y de la literatura: Vicente Blasco Ibáñez, Rubén Darío, Ramón Gómez de la Serna.
    A la vez implicada en la activa defensa de la mujer en su papel humano y social, integrante de las Juntas de Damas de la Unión Ibero Americana, organización de incipiente feminismo; y la necesidad de involucrar plenamente a la mujer en la educación como medio para liberarse de los yugos ancestrales. Así lo expresa en la dirección de la Biblioteca de la Mujer y en la de la revista Crítica.
    Junto a esta firme determinación en pro de la mujer, Carmen de Burgos defiende la causa judía y la reivindicación sufragista.
    Falleció en Madrid el año 1932.

Carmen de Burgos Seguí (Colombine)

Imagen de juancharro.romerodetorres.blogspot.com.es


Entradas populares de este blog

Las tres vías místicas. San Juan de la Cruz

Siglo de Oro: La mística de san Juan de la Cruz Juan de Yepes y Álvarez, religioso y poeta español, nacido en Fontiveros, provincia de Ávila, el año 1542, estudió con los jesuitas, trabajó como camillero en el hospital de Medina del Campo, e ingresó a los diecinueve años como novicio en el colegio de los carmelitas con el nombre de fray Juan de Santo Matía. Prosiguió sus estudios en Salamanca y en 1567 fue ordenado sacerdote. Regresó entonces a Medina del Campo, donde conoció a santa Teresa de Jesús, quien acababa de fundar el primer convento reformado de la orden carmelita y que tanto le había de influir en el futuro. San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús Imagen de stj500.com Juan de la Cruz se hallaba animado de los mismos deseos reformadores de la santa, y había conseguido el permiso de sus superiores para mantenerse en la vieja y austera devoción de su orden.; desde ese momento tomó el nombre de fray Juan de la Cruz y comenzó la reforma del Carmelo masculin

Descubridor del Eritronio-Vanadio. Andrés Manuel del Río

Mineralogista y químico, el madrileño Andrés Manuel del Río Fernández, nacido en 1764, es el descubridor del elemento químico Vanadio. Andrés Manuel del Río Imagen de omnia.ie En su infancia escolar destacó en el aprendizaje de latín y griego, posteriormente se graduó de Bachiller en Teología en la Universidad de Alcalá de Henares, y en 1781 inició sus estudios de física con el profesor José Solana.     Andrés Manuel del Río fue un alumno modélico en Física y Matemática. El ministro José de Gálvez en 1782 lo incorporó en calidad de pensionado en la Real Academia de Minas de Almadén, para que se instruyera en las materias de mineralogía y geometría subterránea con los maestros internacionales elegidos para el desarrollo científico e industrial de España. En Almadén dio inició su largo periplo por instituciones científicas de prestigio, forjando la actividad profesional que le caracterizaría. El propósito de la Corona por favorecer el desarrollo de la minería y la metalurgia en España y

El Camino Real de Tierra Adentro. Juan de Oñate

El imperio en América del Norte: La ruta hacia Nuevo México El Camino Real de Tierra Adentro era la ruta que llevaba desde la ciudad de México hasta la de Santa Fe de Nuevo México, actualmente capital del Estado homónimo integrado en los Estados Unidos; y durante más de dos siglos fue el cordón umbilical que mantuvo ligada a esta remota provincia del septentrión de la Nueva España. Cada tres años partía la llamara ‘conducta’, una caravana que trasladaba ganados, aperos y gentes, para mantener la colonización española en aquellas tierras. A través del Camino Real de Tierra Adentro penetró la cultura hispana en el Suroeste de Estados Unidos, ejerciendo aquí un papel semejante al del Camino de Santiago en España. El Camino Real de Tierra Adentro Cuando la corona española decide no abandonar la provincia de Nuevo México, ruinosa en todos los sentidos, sino mantenerla por razones de no desamparar a los indios ya cristianizados, el virreinato de Nueva España organiza un sistema