El Imperio en el Mar del Sur: El descubrimiento de Australia del Espíritu Santo
Del 21 de diciembre de 1605 al 23 de noviembre de 1606 en el Mar del Sur
Convencido de la existencia de una tierra austral, Pedro Fernández de Quirós obtuvo permiso en 1605, con el título de almirante jefe, para explorar el Mar Español, cual se llegó a conocer al inmenso océano Pacífico.
Nacido en la portuguesa localidad de Évora, el año 1565, Fernández de Quirós fue un visionario, altamente preparado para las navegaciones al servicio de la corona española que ocuparon su vida exploradora.
Su fama dio inicio como piloto en el segundo viaje de Álvaro de Mendaña, que condujo a la expedición en 1596 a descubrir un arco importante de islas, desde las Marquesas a Santa Cruz, que es el grupo meridional del archipiélago de las Salomón, previamente descubierto durante el primer viaje de Mendaña. A ello se añade su decisiva colaboración con Isabel Barreto, la primera almirante de la Real Armada Española, en el difícil trance de sustituir a su fallecido marido, el citado Álvaro de Mendaña, conduciendo a los supervivientes hasta Filipinas.
Estaba convencido de la existencia de una Tierra Austral, y a no mucha distancia de la zona de Santa Cruz, en las citadas Salomón meridionales. Suponía tal territorio de una extensión “igual que la de Europa y Asia Menor hasta el mar Caspio y Persia, con todas las islas del Mediterráneo y del océano que la rodean, incluyendo las dos islas de Inglaterra e Irlanda”. Y su deseo era nel de ofrecer al rey de España, Felipe III, y al papa Clemente VIII (a continuación León XI y Pablo V) lo que aún se desconocía del mundo. En uno de los memoriales dirigidos a Felipe III, fechado en 1602, una vez obtenida la adhesión papal, Quirós escribió: “Yo, Pedro Fernández de Quirós, digo que está por descubrir la parte del Sur hasta su Polo, un circuito de 5.500 leguas sin saberse si es tierra o agua o qué parte tiene de las dos”.
Conmemoración de las exploraciones y descubrimientos de Pedro Fernández de Quirós.
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La expedición de 1605
Consiguió Pedro Fernández de Quirós mandar su propia expedición en 1605, compuesta por dios galeones y una zafra, a descubrir el continente austral que él intuía tras un rosario de islas diminutas similar al configurado por las pequeñas Antillas. Partió de El Callao el 21 de diciembre de 1605.
Fueron meses de abundantes descubrimientos y correspondientes bautizos de islas menores en el Pacífico sur, culminados al arribar a una gran bahía de “tierra que se deja ver muy grande y muy alta, que promete ser tierra firme”, en la que desembarcaron el 1 de mayo de 1606; y llamaron Bahía de San Felipe y Santiago (situada en las hoy islas Nuevas Hébridas). El 14 de mayo Quirós toma posesión de aquella tierra que había de llegar hasta el Polo Sur, bautizándola Australia del Espíritu Santo.
El viaje resultó pletórico de logros geográficos, aunque no todos resueltos a satisfacción, como el paso por la isla de Tahití, a diferencia de las travesías por las islas Tuamotu, las Cook, las Vírgenes, el desembarco en Tikopia y en el archipiélago de Vanuatu, antes citado por su gran bahía, que bautizó con el nombre de Australia del Espíritu Santo.
La imposibilidad de calcular fidedignamente la latitud fue el obstáculo decisivo para que la expedición de Quirós no alcanzara la Tierra Austral, que él vio sin costearla ni tocarla; entiéndase el sentido.
No obstante, al mérito de los descubrimientos se une el invento para destilar el agua salada que aplicó en Australia del Espíritu Santo, así como la fundación de una colonia con su capital, llamada Nueva Jerusalén, que en realidad no superó la tentativa. La mala relación entre Quirós y el piloto Váez de Torres, otro navegante portugués al servicio de España, provocó una separación de las naves que habían llegado juntas tan lejos.
De Vanuatu, Quirós partió en busca de una nueva ruta, más septentrional, para llegar a México; y aunque las tempestades influyeron lo suyo para impedirlo, el viaje concluyó el 23 de noviembre de 1606 en el puerto mexicano de Colima, zona de Acapulco. Luego puso rumbo a Cádiz y una vez en la península se dirigió a Madrid.
La relación del gran viaje de Pedro Fernández de Quirós fue escrita por Gaspar González de Leza.
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Nuevo destino para el explorador
Todavía más seguro que antes de la existencia de la tierra austral, escribió hasta 54 memoriales al rey solicitando permiso para organizar y mandar una nueva expedición que consiguiera asentarse en las Australia del Espíritu Santo y, al fin, completar el dominio de España en el mundo. Sin embargo, el Consejo de Estado remitió un informe al rey desaconsejando la iniciativa exploradora y aconsejando que dada su probada experiencia fuera destinado a tareas cosmográficas que confeccionaran cartas marinas y globos terráqueos.
Y aunque Quirós volvió a pisar América, ya transcurridos ocho años de su insistencia, fue para fallecer en Panamá en 1615.