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Viajes al Estrecho de la Madre de Dios. Pedro Sarmiento de Gamboa

Luceros de Sarmiento

El Imperio en América y el Mar del Sur: Las exploraciones australes de Pedro Sarmiento de Gamboa

Entre 1579 y 1585 en la Tierra del Fuego



De origen y fecha de nacimiento aún no resueltos a satisfacción de todos los historiadores, cabe situar a Pedro Sarmiento de Gamboa como natural de Alcalá de Henares aunque pronto marchó a residir a Pontevedra; en cuanto al año que le inscribe en el registro de los vivos, pudiera ser el de 1532 o el de 1539 o alguno entre ambos de los extremos.
    Hombre culto, en él destacan sus conocimientos de matemáticas, cosmografía y lenguas clásicas, bases que le permitieron actuar como embajador y marino, astrónomo, geógrafo e historiador, además de manifestarse ducho en la milicia.
    Su presencia inicial en el Nuevo Mundo data de 1555 y se localiza en el Virreinato de Nueva España, concretamente en la ciudad de Puebla de los Ángeles; de ahí viajó a Guatemala, año de 1557, y luego a Perú.

Es a partir de 1567 cuando la vida de Pedro Sarmiento de Gamboa adquiere verdadera trascendencia: participa en el viaje a las islas Salomón capitaneado por Álvaro de Mendaña, nombrado capitán de una de las naves y cosmógrafo (un viaje cuyo destino era Australia, pero que un error limitó al descubrimiento de este archipiélago y al de las islas Vanuatu); sirve al virrey Francisco de Toledo en su organización de la vida indígenas de acuerdo a las leyes españolas vigentes en la metrópoli y sucesivamente en las demás provincias del Imperio; aparece en el ejército que el virrey dispone para sofocar la rebelión de Túpac Amaru en 1572 y los ataques de los indios chiriguanos en 1573 y 1574; y acompaña al virrey Francisco de Toledo en su famosa Visita General, años de 1569 a 1574, cuya memoria se recoge impresa en la crónica Don Francisco de Toledo, supremo organizador del Perú: su vida, su obra (1515-1582). En este mismo periodo de tiempo, Sarmiento de Gamboa escribe su Historia de los Incas, parte de una obra ambiciosa, encargada por el virrey, para compilar la Historia General del Perú, precedida de una descripción geográfica y continuada por la historia de los españoles en aquella tierra.
    También en esta época, profundiza en sus estudios y desarrolla su capacidad científica llegando a calcular la diferencia horaria entre los meridianos de Sevilla y Lima observando el eclipse de 1578, aspecto sobre el que incidiría en sus viajes y recogería en sus anotaciones y experiencias siempre de estilo didáctico y testifical.

Pedro Sarmiento de Gamboa

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Viajes al Estrecho de la Madre de Dios
(Estrecho de Magallanes)

Primer viaje
Era preciso afianzar la ruta del Pacífico para repeler los ataques de los piratas, la mayoría británicos, y agilizar las rutas comerciales y militares con la metrópoli.
    Explica la historiadora María Justina Sarabia Viejo que el virrey Francisco de Toledo mandó alistar una “expedición al Estrecho de Magallanes para buscar la forma mejor de atravesarlo entre sus múltiples bocas y canales y, al mismo tiempo, intentar afianzar allí la presencia española que evitara el paso y establecimiento de piratas”. Se encomendó a Pedro Sarmiento de Gamboa la perentoria labor de recorrer la Tierra del Fuego y la Patagonia austral, y a sus órdenes tuvo la responsabilidad de las dos naves para ello: Nuestra Señora de la Esperanza y San Francisco, situando como segundo a Juan de Villalobos y como pilotos respectivamente a Antón Pablos y Hernando Lamero. La expedición debía averiguar el número de bocas (o abras) y efectuar su medición, además de darles nombre para mejor identificación, y también, llegado el caso, fomentar las buenas relaciones con los indígenas y de ellos obtener valiosas informaciones sobre sus costumbres, la geografía y los recursos.
    Valga como precedente de paso entre uno y otro océano el de Juan Ladrillero, quien en 1567 había embocado el estrecho en el Pacífico y conseguido salir al Atlántico por entre los laberínticos archipiélagos, fiordos y senos patagónicos; pero sus informes fueron pasto del olvido, por lo que hubo que recurrir a una nueva descubierta.
    Partieron las dos naves hacia Chile el 11 de octubre de 1579 y extractado por la citada historiadora esto fue lo conseguido “en nombre de la sacra, católica, real Majestad del rey don Felipe nuestro señor, rey de Castilla y sus anexos, y en nombre de sus herederos y sucesores tomaba posesión de aquella tierra para siempre jamás”, y de la referida manera escrito en su relación por Sarmiento: Tomas de posesión de Puerto de Nuestra Señora del Rosario, Puerto Bermejo, Puerto de la Candelaria y el Río de San Juan y Estrecho de la Madre de Dios (que era el Estrecho de Magallanes); más la exploración de múltiples islas y canales, recibiendo inmediato nombre todos ellos, de entre los que destacaba el de un monte que fue llamado Campana de Roldán (rebautizado en el siglo XIX como Monte Sarmiento por el explorador nacido en el imperio británico Phillip Parker King). Hubo contactos con los nativos, personas de talla alta (de ahí el nombre de Gente Grande a uno de los lugares de recalada de la flota para entablar el contacto), con objeto de formar traductores y proceder al estudio orientado de la flora y la fauna.
    La peripecia de este viaje la relata el propio Sarmiento de Gamboa en el Documento I de su Relación y derrotero del viaje y descubrimiento del Estrecho de la Madre de Dios, antes llamado de Magallanes o, también, Derrotero al Estrecho de Magallanes; y en una tercera versión, Viajes al Estrecho de Magallanes. Tras penalidades y abandonos a lo largo de 110 leguas de marina (más de 600 kilómetros) alcanzaban el Estrecho de la Madre de Dios el 24 de febrero de 1580; y una vez en el océano Atlántico las dos naves pusieron proa a España, donde arribaron para presentarse al rey Felipe II, entonces con su corte en Badajoz, a finales de septiembre de 1580.

Segundo viaje
Estudiadas las informaciones aportadas por Sarmiento de Gamboa, el rey Felipe II aprueba el envío de una nueva expedición, ahora desde España. Consultado el Consejo de Indias, sale propuesto Diego Flores de Valdés como general de la Armada expedicionaria, decisión protestada por Sarmiento, al que en compensación se le asegura el nombramiento como gobernador de las futuras poblaciones del Estrecho y general adjunto de la Armada, además de encargarle la construcción de dos fortificaciones que defiendan la boca del Estrecho, correspondiendo la ejecución de la obra al ingeniero Juan Bautista Antonelli (que había trabajado en varias fortalezas de América y en el proyecto de hacer navegables algunos ríos españoles).
    Pedro Sarmiento reclutó 350 colonos, de origen andaluz y extremeño, que deberían poblar el Estrecho.
    Zarpó la Armada expedicionaria de Sanlúcar de Barrameda el 9 de diciembre de 1581. Eran 23 naves, entre las que destacaban el navío Nuestra Señora de la Esperanza, la galeaza San Cristóbal, las fragatas Santa IsabelSanta CatalinaGuadalupe y La Magdalena, una nao francesa y 16 barcos particulares; para un total de tres mil personas incluyendo a los 350 colonos, 600 soldados para el territorio de Chile, que acompañaban al nuevo gobernador Alonso de Sotomayor, 400 para guarnecer los fuertes en el Estrecho y 10 franciscanos.
    La travesía hasta el Nuevo Mundo fue mala, produciéndose 150 bajas por la disentería, y no pocos altercados y frecuentes críticas entre Flores y Sarmiento. Arribados a Río de Janeiro para invernar, permanecieron siete meses en la que era plaza de súbditos españoles. Allí aprovecharon muchos para mercadear, desabasteciendo la obligación colonizadora que portaba como objetivo Sarmiento, por lo que afloraron otras disputas y el amago, casi efectivo, de retornar a España sin cumplir la misión. Una prueba de navegación hacia el Estrecho acabó en fracasó, con los barcos sin condiciones de navegación por la falta de cuidados previos, cosa que determinó a Flores volver a Brasil y preparar el viaje a España, corriendo junio de 1583. Pero Sarmiento se opuso.
    De tal manera que sólo bajo su mando y con tres barcos, que hubo que reparar, Pedro Sarmiento de Gamboa animó a los colonos a continuar hacia su destino.
    Partieron al fin 529 personas (únicamente con 64 pobladores) hacia el Estrecho de la Madre de Dios el 2 de diciembre de 1583. Otras deserciones sucedieron, la más notable la del ingeniero Antonelli, y un barco se perdió, pero a lo, largo de febrero de 1584 la expedición puso pie en el Estrecho, estableció contacto con los indígenas y fundó la ciudad que se bautizó Nombre de Jesús, trazada fielmente según las Ordenanzas de Descubrimiento, Nueva Población y Pacificación dadas el 13 de julio de 1573 en el Bosque de Segovia. Enseguida comenzó la tarea agrícola a su alrededor.
    Pedro Sarmiento reconoció una amplia zona para tomar el pulso a las relaciones con los diferentes indígenas (los llamados indios grandes y los llamados indios pequeños), así como para situar el emplazamiento de la segunda ciudad, elegido en la frontera entre ambos pueblos indígenas, y que bautizó Rey Don Felipe, construida igualmente con madera y rodeada de tierras de cultivo, en marzo de 1584.
    Refiere María Justina Sarabia Viejo con el siguiente texto aquella época de colonización inaugural en un mundo tan apartado y escaso de medios de subsistencia: “La vida era difícil y los cultivos se estropearon por la dureza del clima, lo cual hizo que Sarmiento decidiera volver a Brasil a comprar provisiones y ropas, en las que gastó sus últimos fondos, a la espera de que llegara más ayuda de la metrópoli. Las continuas tempestades y la necesidad, no cubierta por la pobreza del territorio brasileño, le impulsaron de regreso a España a mediados de 1586, para informar en persona a Felipe II y de esta manera conmoverle para propiciar el envío de socorros y más colonos para los nuevos enclaves”.
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Regreso accidentado
En ruta hacia España y a la altura de las islas Azores, el barco que transportaba a Sarmiento de Gamboa fue atacado por corsarios ingleses al servicio de Walter Raleigh, quienes además de capturar y torturar al gobernador y tres oficiales se apropiaron de la carga y los documentos relativos a la detallada relación del viaje al Estrecho de la Madre de Dios.
    Sarmiento fue trasladado a la corte británica, puesto que era un valioso científico y explorador de reconocida fama internacional, y allí entabló relación amistosa con Raleigh y de ella derivó el que fuera presentado a la reina Isabel, con quien departió en latín durante hora y media.
    A raíz de esta, por así decir, visita a Sarmiento se le encomendó una embajada de paz ante el rey de España junto con su liberación. Salió de Londres el 30 de octubre de 1586 y después de recalar en Calais y otros puertos, en los que mantuvo contactos con las autoridades respectivas para complementar el informe que entregaría al monarca español, llegó a París el día n21 de noviembre, y acto seguido cumplió visita protocolaria al embajador Bernardino de Mendoza. Éste le sugirió que continuara su viaje por mar para evitarse el riesgo de aparecer en medio de la guerra entre los tres Enriques: Enrique III y Enrique de Guisa, ambos católicos, y el hugonote Enrique de Navarra; que contendían en el suroeste francés. Pero Sarmiento optó por los caminos de tierra para proseguir su ruta a España, y tomando la dirección de Burdeos el 9 de diciembre, a poca distancia de la frontera, le asaltaron tropas del hugonote; y nuevamente le fue arrebatada la documentación y la libertad. Quedó preso en la localidad de Mont de Marsan mientras se organizaba un canje de notables hugonotes capturados en Flandes por el ejército español.
    Tres años de cautiverio, en lo personal, y 6.000 escudos y 4 caballos, en lo material, sirvieron a Pedro Sarmiento para recuperar su misión que satisfizo a mediados de 1590. Sarmiento retornaba a España acompañado del canónigo de Jaca, Domingo Esporrín, negociador para su puesta en libertad.

El desenlace de los establecimientos humanos improvisados en el Estrecho de la Madre de Dios
Una vez en El Escorial, Sarmiento escribió una extensa relación de los dos viajes al Estrecho de la Madre de Dios (Documento II), más centrado en el segundo, ya que el primer viaje constaba en el citado Documento I, y en los avatares, ciertamente penalidades y diplomacias, de su vuelta a España desde aquel confín meridional del mundo; sin olvidar la urgida petición de ayuda para abastecer a los colonos allí residiendo.
    El relato de uno de los supervivientes, quizá el único superviviente de la colonia española en el Estrecho de la Madre de Dios, asentada provisionalmente en las poblaciones de Nombre de Jesús y Rey Don Felipe, llamado Tomé Hernández, conocido en 1620, que tuvo lugar en el Virreinato de Perú y por orden del propio virrey, Francisco de Borja, príncipe de Esquilache, describe pormenorizadamente los sufrimientos que sucedieron a los colonos en su angustiosa espera de auxilio y suministros. El frío y el hambre los diezmó, no obstante ellos cumplieron con el deber encomendado de mantener la defensa del acceso al estrecho. Los últimos supervivientes, quince hombres y tres mujeres mandados por el capitán Andrés de Viedma, emprendieron la aventura de la supervivencia desde Rey Don Felipe a Nombre de Jesús (que un año antes conservaba un contingente de doscientas almas entre soldados y colonos, de los que nunca se tuvo nueva noticia), y en las cernías de la punta de San Jerónimo avistaron tres barcos a los que se apresuraron avisar con hogueras, siendo respondidos por lo que resultó ser la expedición inglesa de Thomas Cavendish rumbo a Perú. Los ingleses mandaron un batel al que a nado subieron Hernández y otros dos españoles; a bordo se les informó que en breve todos los españoles en tierra serían recogidos y trasladados, por lo cual los compañeros de Hernández regresaron a tierra para comunicarlo. Pero Cavendish, que tenía encomendado practicar la piratería en las costas de Chile y Perú, ordenó zarpar y en aquel territorio extremo quedaron los hasta entonces supervivientes, y Tomé Hernández embarcado hacia Perú.
    La angustia que sentí de Pedro Sarmiento por la terrible situación de los colonos en el confín austral, dependientes de los auxilios exteriores, le llevó a dirigirse en varias ocasiones al rey, quien en el año 1590 aún desconocía la suerte corrida por aquéllos.

La última encomienda de Pedro Sarmiento de Gamboa
Tras sus reiteradas peticiones de ayuda a los colonos, y las insistentes para recibir un estipendio que le permitiera emerger de la necesidad, a finales de 1591 Pedro Sarmiento fue ascendido al empleo de almirante y destinado, como segundo, a la flota que debía proteger las de Tierra Firme y Nueva España; el mando lo ostentaba el general Juan de Uribe Apallúa. La dotación de la flota era de 4.000 hombres y zarpó de Cádiz el 29 de mayo de 1592, rumbo a Lisboa para combatir a los corsarios navegando en la zona del cabo de San Vicente.
    Finalizaba el mes de junio cuando Pedro Sarmiento se hace cargo del mando de la flota por ausencia de Uribe, y poco después fallecía cerca de Lisboa entre el 15 y el 18 de julio. Puede que se halle enterrado en el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad de Sanlúcar de Barrameda.
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Significación histórica y documental de Pedro Sarmiento de Gamboa
La figura de Pedro Sarmiento de Gamboa como navegante es valorada desde el siglo XVII, pero su importante papel como navegante, descubridor, científico por observación, cosmógrafo y cronista ha sido reconocido posteriormente; por ejemplo, él fue el primero en determinar la posición geográfica calculando la longitud sirviéndose de la distancia angular del Sol a la Luna; y a Sarmiento también deben los navegantes coetáneos y posteriores la situación del Polo Sur, obviamente en el cielo austral (a falta de una equivalente Estrella Polar), señalado por dos pequeñas estrellas que llevan por nombre “Luceros de Sarmiento”.
    Así lo describe Rosa Arciniega (Pedro Sarmiento de Gamboa. El Ulises de América, 1956): “Idealista, novelesco, aventurero, enciclopédico, infatigable, bizarro y audaz; se yergue como un símbolo viviente del maravilloso siglo XVI hispánico”.
    Así Ernesto Morales: “Un hombre extraordinario dentro del extraordinario siglo XVI”; más preocupado por sus colonos, por la gloria de España y de la Iglesia que por acopiar fama y riquezas.
Así Julio Guillén Tato, en la introducción a la Colección de Diarios y Relaciones para la Historia de los viajes y descubrimientos III: Sarmiento de Gamboa: “Uno de los hombres más interesantes de nuestra marina de fines del siglo XVI; hombre arrogante sin afectación y de proverbial temple y celo profesional”.
    A lo largo de toda la biografía que dedica a Pedro Sarmiento, titulada Vida de Sarmiento, Amancio Landín Carrasco le profesa admiración.
    Igual que José Miguel Barros Franco en sus obras Pedro Sarmiento de Gamboa y su proyectada Historia General de Perú Los últimos años de Pedro Sarmiento de Gamboa, al que considera “un hombre extraordinario que, a pesar de sus infortunios, logró proyectar su triste figura hasta nuestros días gracias a su pluma incansable”.
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Obra
En su crónica Derrotero al Estrecho de la Madre de Dios describió con precisión de científico las incidencias de los viajes, los accidentes geográficos pormenorizados, incluyendo ilustraciones, y los recursos naturales que fueron descubriendo.
Historia de los Incas (Historia Índica), remitida a Felipe II en 1572 junto al memorial en el que Sarmiento elogia al virrey Toledo y confirma el derecho real sobre Perú, además de incluir una descripción de la isla Atlántica Antigua, las leyendas sobre el origen de los indígenas peruanos y, a modo de epílogo, la certificación de 42 testigos respecto a la veracidad de lo contenido en la obra.
Relación de los viajes al Estrecho de la Madre de Dios, también llamado de MagallanesDocumento I, con fecha 17 de agosto de 1580, y Documento II, con fecha 15 de septiembre de 1590, correspondiendo al primer y segundo viaje respectivamente.
Varias relaciones sobre la expedición primera, fechadas en 1580.
Memorial sobre los navíos más convenientes para el viaje, fechado en 1580.
Carta describiendo la ruta de la segunda expedición desde Cabo Verde hasta Río de Janeiro, fechada en 1582.
Relación del viaje de la segunda expedición, fechada en 1583.
Informe sobre la fundación del asentamiento para los colonos llamado Nombre de Jesús, fechado en 1584.
Descripción de la parte del viaje realizado por Brasil, fechada en 1585.
Cuatro cartas exponiendo el abandono de los colonos establecidos en el territorio del Estrecho, fechadas en 1585.
    Los viajes y testimonios de Pedro Sarmiento de Gamboa aparecen citados desde principios del siglo XVII.


Artículos complementarios

    La doble travesía del estrecho de Magallanes  

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    En busca de horizontes australes

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