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Cabeza de puente del río Voljov. Jaime Galiana Garmilla

¡Qué buen día para morir!

Segunda Guerra Mundial: La cabeza de puente del Voljov.

Del 12 al 22 de octubre de 1941 en el río Voljov



Jaime Galiana Garmilla nació en Puebla de los Ángeles, México, en julio de 1916. Con su familia se trasladó a España, concretamente a la ciudad de Alicante, donde cursó los estudios de bachillerato. Acto seguido se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid a instancias de su padre, constando en su familia varios importantes médicos. De Madrid a Salamanca para ampliar estudios que fueron truncados en 1936 por el inicio de la Guerra Civil, sumándose a los nacionales en calidad de alférez provisional, hasta concluir la contienda con el empleo de teniente.
    Era castrense su vocación, por lo que ingresó en la Academia de Transformación de Caballería revalidando el empleo obtenido en la guerra. En cuanto fueron convocados los alistamientos para combatir en la Unión Soviética al marxismo bolchevique, inscribió su nombre en la División Española de Voluntarios. Tras el periodo de instrucción le correspondió el mando de la Sección de Asalto de la 15ª Compañía del 2º Batallón del Regimiento 269 del coronel José Martínez Esparza.
    Una vez en territorio soviético se le asignó el Frente del río Voljov. El 12 de octubre de 1941 se ordenó a unidades del Regimiento 269 la preparación del cruce del río para establecer una cabeza de puente; la madrugada del 17, Galiana y sus hombres embarcaron en sus lanchas para explorar la orilla opuesta. La siguiente madrugada, el día 18, se produjo el segundo cruce con intención de asaltar y destruir las fortificaciones allí presentes; horas antes, Jaime Galiana había estado con el páter del Batallón a quien dijo: “¡Qué limpio está hoy el cielo! ¡Qué buen día para morir!”. La buena disposición sobre el terreno del enemigo imposibilitó la acción ofensiva. Aun así Galiana y sus hombres consiguieron destruir una posición soviética y evacuar a la Sección al completo a la orilla propia.
    La cabeza de puente de los españoles se sostenía con un inmenso sacrificio. El día 19 los soviéticos la bombardearon y atacaron a pie sin llegar a rendirla. Pero aunque resistía, era demasiado pequeña y frágil para garantizar su cometido; por lo que se tomó la decisión de ampliarla conquistando las localidades cercanas de Russa y Sitno, al sur de la cabeza de puente y la localidad de Smeisko, previamente ocupada. Conocedor el enemigo de la maniobra, reforzó ambas con efectivos humanos, máquinas y fortificaciones establecidas alrededor de las viviendas y en el bosque.
    El comandante Suárez Roselló llegó al puesto de mando del coronel Esparza sito provisionalmente en Borisovo, a las dos de la mañana del miércoles 22 de octubre. El plan de actuación era que el 3º Batallón del 263º sostendría la zona norte, desde Zmeisko a Shevelevo, el comandante Román y el 2º Bon. del 269º, encabezado por Galiana y la sección de asalto empujarían al sur atravesando los bosques que llegaban a la orilla del río sobrepasada Russa para ocupar Sitno, Tigoda y Petroskoje.
    Frente a los españoles desplegaba el 848º Regimiento de Fusileros, con los ametralladores bien apostados en obras de fortificación, defensivas y declives del terreno, y ante ellos un campo despejado por el que debían arriesgar su vida los españoles en aras a la consecución del objetivo.
    Para allanar en lo posible el asalto, desde la orilla propia actuaron las piezas artilleras el día 22, elegido para consumar la ampliación de la cabeza de puente en el río Voljov. Pero el avance no se producía ya que las defensas podían con los ataques y el mando no quería sacrificar hombres en una acción todavía imposible. Fue entonces cuando el teniente Galiana solicitó permiso para el asalto al comandante Miguel Román Garrido, jefe del 2º Batallón del Regimiento 269. Accedió Román, conocedor del temple guerrero de Galiana y la Sección de Asalto, con su teniente al frente, cargó contra las posiciones soviéticas. El éxito no acompañó esta carga y, en consecuencia, la situación de los hombres era más que precaria, enfilados y al descubierto. La única determinación que resultaba válida para Galiana en aquel momento de riesgo máximo era la de lanzarse sobre el nido de ametralladoras más próximo que los había detenido; ordenó al sargento Beloso que se aprestara dirigir al resto de la Sección por detrás de él mismo y el cabo Mariano Díez de las Moras, a su lado, y se lanzó contra los ametralladores soviéticos a pecho descubierto. La acción le costó la vida, también al cabo Díez, pero el objetivo se cumplió con las bajas vistas del enemigo, la captura de prisioneros y cuatro máquinas útiles y la conquista de la posición. Con un objetivo mayor: el heroísmo de Galiana abrió una brecha en la línea defensiva soviética por donde penetraron los guripas españoles del Batallón Román tomando Russa y Sitno a las dieciséis horas del citado día 22 de octubre de 1941.

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Imagen de http://ww2diario.blogspot.com

Relato de los hechos por Fernando Vadillo
(A orillas del Voljov I. La Gran crónica de la División Azul Ed. García Hispán)
La sección de Asalto del 269 iba por delante, abriendo brecha. Al amanecer, el teniente Jaime Galiana Garmilla había recibido la orden de atravesar el río por Kapella Nova, entre Smeissko y Russa, junto a la desembocadura de un afluente situado a la altura de Novo Bystrizy. Al teniente se le dijo que se incorporara urgentemente al 2º Batallón del Regimiento para apoyar el avance de las fuerzas conjuntas mandadas por el comandante Román en la cabeza de puente.
    Su Sección actuará como unidad de choque —le había dicho el coronel Esparza.
    El teniente lo repitió a sus hombres.
    Avanzaban por terreno enemigo cargados de explosivos, armados hasta los dientes, doblando el espinazo por el borde de la carretera, hasta donde se extendía el bosque de la izquierda. Tropezones, caídas, jadeos. Enrique Vázquez iba pisándole los talones al cabo Riquelme; echando miradas asustadas al bosque de pinos y abedules, de donde partía el fuego de un enemigo oculto, que es doblemente temible, y donde estallaban los obuses de la artillería del 7,5.
    La Sección recibió órdenes de cubrirse y Enrique Vázquez se tendió en la nieve. De retaguardia vino en enlace, José Uncilla Moreno, que llegó raudo al teniente. Dijo el enlace que el comandante Román ordenaba el asalto. Era una noticia que no por esperada menos temida.
    La artillería propia estaba fracasando en su intento por aplastar la resistencia soviética en aquel infernal saliente de bosque. Galiana había podido ver con los prismáticos que los obuses estallaban sobre los techos de los pozos y los nidos de tirador sin que el enemigo dejara de disparar por las aspilleras.
    Galiana calculó en trescientos metros la distancia de nieve entre la carretera y el saliente del bosque, un terreno batido, descubierto y plano.
    Se dirigió al sargento Beloso para que fuera por detrás de ellos a la cabeza de la Sección. Se dirigió al sargento Gutierro para que los cubriera, a él y un cabo al que le ordenó fuera con él.
    Galoparon sobre la nieve, arrojándose sobre la nieve cada dos pasos y agachar la cabeza. El teniente alzó el brazo, se incorporó y gritó: Adelante, muchachos. Al asalto. Delante de ellos estaban los soviéticos apuntándolos por las aspilleras de sus fortines subterráneos y los sacos terreros de los pozos de tirador o tras los árboles y agazapados en la maleza.
¡Adelante. Arriba España!
    Ráfagas de ametralladora y morteros hacia ellos. Disparos a la carrera contra los enemigos de España.
    Animaba el teniente Galiana a sus hombres en el avance suicida.  Corrió hacia una ametralladora soviética que soltaba fogonazos por la aspillera, el cabo por detrás también zigzagueando y disparando y el sargento Beloso algo más atrás igual; y luego el resto de la Sección.
    El cabo Riquelme y Vázquez iban detrás del teniente, el cabo y el sargento Beloso. Vieron de repente como el cabo era batido y acto seguido el teniente caía. Riquelme y Vázquez siguieron adelante, acabaron con el fusilero soviético y abrieron paso a la Sección que ocupó la posición ganando cuatro ametralladoras y capturando prisioneros.
    Jaime Galiana fue enterrado en el cementerio de Grigorovo.

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Imagen de http://ww2diario.blogspot.com

Concesión de la Cruz Laureada de San Fernando
 Como resultado del expediente de juicio contradictorio instruido al efecto y de conformidad con lo propuesto por Asamblea de la Real y Militar Orden de San Fernando y por el ministro del Ejército, Su Excelencia el Jefe del Estado se ha dignado conceder la Cruz Laureada de San Fernando al teniente de Caballería don Jaime Galiana Garmilla por su heroica actuación en el combate librado el día 22 de octubre de 1941, para la ocupación de los pueblos de Russa y Sitno, en el que encontró gloriosa muerte.
    Con fecha 8 de diciembre de 1973.
Descripción de los méritos:
Encomendado el mando de la sección de Asalto del Regimiento de Granaderos 269 al teniente de Caballería don Jaime Galiana Garmilla, inicia su actuación el mismo día en que su División entra en línea, el 12 de octubre de 1941, efectuando pequeños reconocimientos de vanguardia e intentando diversos golpes de mano.
    El día 18 de octubre de 1941, hacia las dos horas, cruza, el frente de su unidad embarcada en botes neumáticos el rio Wolchov. Descubierto por el enemigo, tras tomar las oportunas medidas de seguridad para la tropa a sus órdenes, acuerda llevar a efecto personalmente la misión recibida, para lo cual, acompañado solamente del cabo Mariano Díaz de las Moras, logra infiltrarse en las posiciones enemigas, volando con una carga explosiva un refugio y causando gran número de bajas al enemigo. Al emprender el regreso bajo el fuego de las armas enemigas, les sale al paso un adversario que al intentar apresarles y no conseguirlo les arroja una granada de mano, cuya explosión causa la muerte de este y secciona el pie izquierdo del cabo Diez, que queda en tierra sin sentido. El teniente Galiana, milagrosamente ileso, carga con el cabo no obstante creerle muerto y llega al lugar donde se encuentra la sección con la que regresa a nuestras líneas haciéndose constar que mientras que el cabo era fuerte y corpulento, el teniente Galiana era de complexión física débil.
    Después de una serie de actuaciones en golpes de mano reconocidas, estos culminan con su actuación en el hecho de armas llevado a cabo el 22 del aludido mes, en que para proseguir el avance ya iniciado se ordena la ocupación de los pueblos de Russa y Sitno. Iniciada la progresión, unos nidos de ametralladoras, enterradas en el saliente de un bosque, impiden todo avance por el número de bajas que ocasionan en nuestras filas, por lo que el teniente Galiana solicita reiteradamente el honor de asaltarlas, y concedido, se lanza al frente de su sección, que queda casi aniquilada, contra las posiciones ocupadas por dichas armas, de las que se apodera después de una valiente lucha cuerpo a cuerpo y en la que encuentra gloriosamente la muerte, logrando con su acción la reanudación del avance del Regimiento y con ello la ocupación de los objetivos señalados.


Artículos complementarios

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    La marcha a través del lago Ilmen

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