Creación del comparatismo moderno
(estudio comparado de ciencias y letras)
La Escuela Universalista Española traza, crea y asienta una decisiva corriente intelectual y científica de tradición humanística en el siglo XVIII, calificado de las luces, adaptada a los tiempos y con base empírica.
Sus principales artífices son los jesuitas Juan Andrés y Morell, nacido en la localidad alicantina de Planes el año 1740, autor de la primera historia universal de las letras y las ciencias titulada Origen, progresos y estado actual de toda la literatura, escrita entre 1782 y 1799; Lorenzo Hervás y Panduro, nacido en la conquense localidad de Horcajo de Santiago el año 1735, polígrafo, lingüista y filólogo, que estableció las bases de la lingüística universal y comparada en su obra Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas, escrita de 1785 a 1805; y Antonio Eximeno y Pujades, nacido en Valencia el año 1729, ideólogo de una musicología universalista fundada en el concepto de expresión, que formula en su obra de 1794 Del Origen y reglas de la Música. Estos tres máximos representantes del humanismo cristiano elaboran la teoría comparatista. Junto a ellos aparecen activamente los científicos naturalistas y botánicos Francisco Javier Clavijero, José Celestino Mutis y Antonio José Cavanilles y un grupo ilustre de personalidades representativas de ámbitos diversos y complementarios en los campos de las humanidades y las ciencias.
Humanistas, autores científicos, lingüistas, bibliógrafos y traductores, musicólogos, incipientes maestros de la sociología y la etnografía, meteorólogos y físicos, arqueólogos, juristas, inventores y estudiosos de la historia, todos ellos impulsando y ejerciendo este movimiento en la segunda mitad del siglo XVIII, constituyeron una docta comunidad de ciencia y pensamiento que consigue la creación de la ciencia humanística universal.
De la Escuela Universalista, esencialmente hispana y de concepción universal, pero también, a causa de la expulsión de los jesuitas, desarrollada en la península itálica por los españoles allí residentes, nació el estudio comparado de disciplinas humanistas y científicas, la Comparatística moderna, término acuñado al efecto que implica un todo en sus partes, lo que proyecta una visión de conjunto, global, del mundo por medio de un procedimiento de carácter epistemológico e histórico que edifica sólidamente un argumento a futuro entonces, presente hoy. Del estudio conjunto de Juan Andrés y Lorenzo Hervás, surgió la reformulación del lenguaje de los sordomudos o lengua de signos, cuyo origen hay que situarlo en el siglo XVI y en la persona del leonés benedictino fray Pedro Ponce de León, precursor de este lenguaje.
El ideario de la Escuela Universalista Española propugna la integración del empirismo con el humanismo clásico y formula una comprensión de la Ilustración Universalista española, cristiana, humanística, científica e historiográfica, metodológicamente comparatista, y establece la clasificación de las ciencias, la universalidad de temas y la estética de la expresión analizando la opción clasificatoria universalista de las disciplinas científicas, la tradición humanista y el concepto de expresión, comparado con la ilustrada francesa.
La Escuela Universalista Española del siglo XVIII constituye no sólo una fundamentación teórica de su objeto sino una completa propedéutica (enseñanza preparatoria para el estudio de una disciplina) para el estudio del mismo. Es una gran tradición ilustrada española o, mejor dicho, hispánica, o incluso hispano-italiana; una Ilustración humanística e historicista, científica empirista y no política, alternativa sobre todo a la agasajada propuesta ilustrada enciclopedista, a la que metódicamente fue rebatiendo autoridad y sabiduría.