El 10 de agosto de 1862 zarpaba de Cádiz la flota de cuatro barcos con los componentes de la Comisión Científica del Pacífico, integrada en otra de carácter político-militar. La finalidad del ambicioso proyecto era, por una parte, la de potenciar la presencia española en el panorama científico internacional, y por otra la de afirmar los vínculos con los antiguos territorios españoles, en su mayoría ya independientes adoptando la forma de repúblicas. La comisión científica tenía el objetivo de recoger toda clase de minerales, animales y plantas, con la idea de aclimatar en España a cuantos seres vivos fuera posible.
Los barcos eran las fragatas Triunfo y Resolución, y las goletas Virgen de Covadonga y Vencedora, los cuatro de guerra y convenientemente dotados para ambas misiones.
El itinerario previsto debía recorrer las islas Canarias, Cabo Verde, Brasil, Río de la Plata, la costa patagónica, islas Malvinas, cabo de Hornos, Chiloé, las costas chilena y peruana y, por último, California.
Al frente de los comisionados estaba el marino y malacólogo (zoólogo especializado en los moluscos) Patricio María Paz y Membiela, nacido en la localidad coruñesa de Ferrol el año 1808, hasta que, renunciando a su cargo, ocupó su lugar Marcos Jiménez de la Espada, naturalista, geógrafo e historiador; al frente de la Comisión político-militar estaba el general Luis Hernández Pinzón, jefe de la Escuadra del Pacífico.
Integrantes de la Comisión Científica del Pacífico
Francisco de Paula Martínez Sáez, nacido en Madrid el año 1835. Zoólogo, profesor universitario de mineralogía y botánica, nombrado secretario de la Comisión, con la responsabilidad de la correspondencia oficial, de la contabilidad, de redactar el libro diario de la expedición y de llevar el libro de actas de la junta facultativa; y encargado de los estudios sobre mamíferos y reptiles acuáticos, peces, crustáceos, anélidos, moluscos y zoófitos. Suyo es el Diario de la expedición.
Juan Isern y Batlló, nacido en la localidad gerundense de Setcases el año 1821, botánico.
Manuel Almagro y Vega, nacido en Matanzas, isla de Cuba, el año 1834, médico del Cuerpo de Sanidad Militar, experto en antropología física y etnología. Pionero de la Antropología de campo.
Rafael Castro y Ordóñez nacido 1830, pintor, dibujante y fotógrafo oficial de Isabel II. Además de las múltiples ilustraciones y fotografías, escribió unas crónicas del viaje.
Bartolomé Puig y Galup, nacido en la localidad barcelonesa de Sitges el año 1828, médico y taxidermista.
Fernando Amor y Mayor, nacido en Madrid el año 1822. Geólogo y catedrático de instituto, tuvo a su cargo todo lo concerniente a geología, mineralogía, paleontología y entomología. Tenía experiencia previa al haber participado en un viaje científico a Marruecos en 1859.
La expedición científica
La flota llegó al puerto brasileño de Bahía transcurrido un mes de su partida, habiendo hecho escala en Tenerife y en Cabo Verde.
Durante tres meses el equipo de comisionados al completo recorrió el territorio brasileño desde Río de Janeiro a Río Grande do Sul, pasando por Desterro, Petrópolis y Santa Cruz. Terminado este periplo investigador en Montevideo, la comisión se dividió para poder abarcar un mayor campo de operaciones. Partiendo de la capital uruguaya, Paz, Isern, Amor y Almagro, se dirigieron a los territorios argentino y chileno, con punto de arribada en Valparaíso donde se reunieron con Martínez, Castro y Puig que a bordo de una goleta habían doblado el estrecho de Magallanes. Desde Valparaíso, Almagro e Isern se dirigieron a la cordillera de los Andes, espina dorsal de América del Sur, mientras los restantes comisionados exploraron la costa chilena y el desierto de Atacama, también en Chile, para a continuación desplazarse a Centroamérica y luego a San Francisco, en Norteamérica.
En paralelo a estas acciones, la goleta Revoltosa, regresando de California, atracó en el puerto peruano de El Callao con la orden de actuar militarmente contra los atacantes de la colonia española de Talambó, en Perú.
Dada la situación ocasionada por el ataque, los trabajos de la comisión fueron precavidamente suspendidos. No obstante, Martínez, Jiménez de la Espada, Almagro e Isern prosiguieron sus respectivas tareas provistos de la imprescindible autorización. Ellos iniciaron entonces el denominado “Gran viaje” por la selva amazónica.
Desde el este de Ecuador atravesaron las regiones de Misagualli y Tena hasta alcanzar el río Napo. Mientras Almagro se internaba en tierra de los jíbaros, los demás llegaron a Loreto y San Antonio, poblaciones en la confluencia de los ríos Napo y Coca. Desde aquí recorrieron en canoa las aguas de los ríos Aguarico y Cuarary para internarse en la selva recóndita e inexplorada, llegando hasta Tabatinga, poblado fronterizo entre Perú y Brasil. En este puerto fluvial los recogió un vapor para llevarlos a Manaos, y luego otro vapor los condujo a Gran Pará; punto final de la extraordinaria aventura científica.
Los supervivientes de la Comisión científica del Pacífico se reunieron en Madrid en enero de 1866, dando cuenta de sus importantes investigaciones en los cuatro años de duración.
En su Diario, escrito en paralelo al de Martínez Sáez, Marcos Jiménez de la Espada registró las más interesantes observaciones geológicas, botánicas, zoológicas, antropológicas, etnológicas y geográficas, del periplo expedicionario de la Comisión Científica del Pacífico por las florestas tropicales brasileñas, las pampas rioplatenses, las aguas patagónicas del estrecho de Magallanes, los valles chilenos y peruanos, los nevados montes ecuatorianos, los volcanes centroamericanos y el templado litoral californiano.
De nuevo en España, promovió la Sociedad Española de Historia Natural en 1871 y realizó diversos estudios sobre la fauna sudamericana. Su principal obra fue publicada en 1875 y lleva por título Vertebrados del viaje al Pacífico. Batracios, texto clásico en el campo de la herpetología.
A su vez socio fundador y miembro de la Sociedad Geográfica de Madrid, de la Asociación Española para la Exploración de África y de la Real Academia de la Historia, tras su programa de investigaciones biológicas orientó su actividad hacia la geografía histórica y la historia americana, también convertido en editor de libros de viajes medievales: Andanzas de Pero Tafur y Libro del conocimiento; y de obras geográficas tales como: Relaciones geográficas de Indias y Noticias auténticas sobre el famoso río Marañón, además de diversas crónicas de exploradores. Estudió las expediciones científicas enviadas a diversas regiones de América a lo largo del siglo XVIII y asimismo las enviadas al norte de África por los españoles en el XIX.
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