El Imperio en Norte y Centroamérica: Estudios científicos desde Canadá a Nicaragua
El precedente de la Expedición botánica a Nueva España lo encontramos en la que dirigió Francisco Hernández en 1570, médico de Felipe II, que fue la primera en el Nuevo Mundo y supuso la realización de la enciclopedia de la naturaleza más importante del mundo. Estudiados los manuscritos de Francisco Hernández en poder de los jesuitas expulsados, el médico español residente en México, Martín Sessé, nacido en la localidad oscense de Baraguas el año 1571, propuso organizar una nueva expedición también por el virreinato con la doble finalidad de catalogar los recursos naturales de Nueva España e institucionalizar las enseñanzas sanitarias en dicho territorio.
Promotor ante la corte de esta idea expedicionaria fue el médico, botánico y farmacéutico Casimiro Gómez Ortega, artífice y primer responsable del Jardín Botánico de Madrid inaugurado en 1781.
El 20 de marzo de 1787 quedó extendida la Real Cédula de creación por la que se autorizaba el viaje científico y se nombraba director a Martín Sessé y Lacasta quien, además, debía crear un Jardín Botánico en México, a imagen del de Madrid, para renovar los estudios sanitarios y centralizar los trabajos de catalogación de las riquezas naturales del virreinato. Los otros miembros de la expedición corrieron a cargo de Gómez Ortega, que eligió a Vicente Cervantes, Juan del Castillo, José Longinos Martínez y Jaime Senseve.
Casimiro Gómez Ortega
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La Real Expedición botánica a Nueva España dio inicio el 1 de octubre de 1787.
Durante el primer año se llevaron a cabo cortas salidas al campo en las que Sessé y Senseve herborizaban en el desierto de los Leones, mientras Cervantes ultimaba los preparativos para comenzar el 2 de mayo de 1788 la docencia en el Jardín Botánico de Méjico. Los seis meses que duraron las enseñanzas fueron aprovechados por Longinos, Sessé y Senseve para visitar la región de Morelos con capital en Cuernavaca. De regreso a México, se incorporaron al equipo expedicionario Juan del Castillo, farmacéutico militar y botánico, y los dibujantes novohispanos Vicente de la Cerda y Anastasio Echevarría.
En la primavera de 1789 los expedicionarios iniciaron su segundo periplo, visitando entre otros lugares Cuernavaca, Tixtla, Chilpanzingo y Acapulco, en la costa pacífica, recogiendo en todos ellos importantes y valiosas muestras botánicas.
Martín Sessé
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En 1790 se incorporaron a la expedición José Mariano Mociño y José Maldonado, formados en el Jardín de México, sustituyendo, contra su voluntad, a Senseve, a quien se destinó al Jardín para la organización del departamento animal. Esta decisión fue también protestada por el naturalista de la expedición José Longinos, que acabó abandonándola para crear por su cuenta un Gabinete de Historia Natural en la Ciudad de México.
Iniciada al fin la tercera salida expedicionaria dirigida por Sessé, con las bajas y las incorporaciones citadas, marcharon los expedicionarios a reconocer el Noroeste del virreinato de Nueva España. Atravesaron Mochoacán, Sonora y Apatzingán hasta llegar a Guadalajara. En esta ciudad, el grupo formado por Mociño, Castillo y Echevarría se dirigió hacia Aguascalientes por la ruta de Los Álamos y la sierra Tarahumara. Por su parte, el grupo de Sessé llegó a este lugar habiendo cruzado el desierto de Sinaloa. Dos años de recorrido.
En Aguascalientes recibieron orden de desplazarse hasta la costa noroeste para estudiar Mazarredo (isla de Nutka o Nootka), debido al interés comercial que suscitaba, en pugna con los británicos. Allí fueron Mociño, Echevarría y Maldonado en 1792, integrándose entonces en la Expedición de Límites dirigida por Juan Francisco de la Bodega y Quadra.
Mientras, Sessé volvió a Ciudad de México con el propósito de fomentar el valor académico de los estudios impartidos en el Jardín Botánico mexicano e iniciar los trámites para la incorporación oficial de José Mariano Mociño a la Expedición Botánica de Nueva España en sustitución del recientemente fallecido Juan del Castillo.
Finalizada la comisión en Nutka, los expedicionarios dirigieron su investigación al sur del virreinato; Mociño y De la Cerda emprendieron viaje hacia Mixteca y la costa de Tabasco, y Sessé con Del Villar y Echevarría hicieron lo propio en dirección a Jalapa y Guaztuco. Quedando en confluir los dos grupos en la ciudad de Córdoba, para desde ella encaminarse a la costera Veracruz.
Reunida, la expedición regresará a Ciudad de México pasando por Tehuantepec y Tabasco.
En 1794 Martín Sessé solicitó permiso para una cuarta y última expedición, esta vez en Guatemala y las islas de Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico.
Concedida la autorización, los expedicionarios nuevamente se dividieron en dos grupos. Sessé, Senseve y Echevarría fueron hacia Cuba, llegando a La Habana en junio de 1795, y en marzo de 1796 a Puerto Rico, aún sin permiso para visitar Santo Domingo por la situación de guerra en la isla.
Sessé y Senseve retornaron a México en mayo de 1798; en Cuba se quedó Echevarría para enrolarse en la Real Expedición de Guantánamo, patrocinada por Joaquín de Santa Cruz y Cárdenas, conde de Mopox, y dirigida por Baltasar Manuel Boldo, conde de Mopox, con el objeto ambicioso obtener levantamientos cartográfico, trazado de puertos, comercio, producciones, etnográficos, y cuanto fuera relativo al ámbito naturalista, además de permitir la creación de un canal de navegación entre los montes de Güines y La Habana y establecer un poblado estable en la bahía de Guantánamo.
El otro grupo de la cuarta expedición, formado por Mociño, De la Cerda y Longinos, se dirigieron a Guatemala, pasando por Tehuantepec.
Mociño invertiría dos años en componer su trabajo Flora de Guatemala, a la par que realizaba informes sobre la viabilidad del comercio entre Guatemala, México y las Californias (la Alta y la Baja California). El límite geográfico del viaje se estableció en León de Nicaragua, en mayo de 1797. Desde aquí emprendieron el regreso a Ciudad de México visitando la región de Chiapas, donde estudiaron la potabilidad de sus aguas, las minas de mercurio, el arbusto llamado índigo y remedios para la curación de la lepra. Finalizó el viaje en febrero de 1799.
En México Sessé dispuso la recopilación del material que había de trasladarse a España, tarea que duró veinticuatro meses y en la que participó todo el equipo expedicionario salvo Longinos.
José Mariano Mociño, el médico criollo Luis Montaña y Vicente Cervantes, publicaron la obra farmacológico Ensayo a la materia vegetal de México.
Martín Sessé y Jaime Senseve, tras una larga estancia en La Habana, regresaron a España en otoño de 1803.
Artículos complementarios
La enciclopedia de la Naturaleza más importante del mundo
Real Expedición Botánica de Nueva Granada
La Expedición de Límites al Pacífico septentrional
El aprovechamiento ordenado y eficiente de los recursos naturales
Expedición científica a la América meridional