La ciencia mundial debe mucho a la española Margarita Salas Falguera, nacida en la localidad asturiana de Canero el año 1938. Bioquímica e investigadora, la doctora en ciencias Margarita Salas ha impulsado en el último medio siglo la investigación española en los campos de la bioquímica y la biología molecular.
Situemos la cúspide pública de su gran tarea científica en la observación de un virus, que ni el microscopio magnifica, con sólo 20 genes, inofensivo salvo para cierto tipo de bacterias (bacteriófago), denominado Phi29.
A la sencillez aparente de su estudio se unía en la decisión de Margarita Salas la necesaria complejidad que le permitiría extraer conclusiones de alcance, si daba con ellas, como así sucedió: nada menos que el funcionamiento del ADN. El organismo modelo Phi29 le informó de que las instrucciones del ácido desoxirribonucleico se transforman en proteínas y éstas se relacionan entre ellas para formar un virus funcional.
El equipo científico dirigido por Margarita Salas centró su actividad investigadora en dar con la manera de replicarse (reproducirse) del virus fago Phi29, y siguiendo esa línea de trabajo se consiguió descubrir la proteína que se encarga de copiar el ADN (llamada ADN polimerasa). A continuación, y de acuerdo con los tiempos requeridos en el proceso de conocimiento pleno de lo investigado, le llegó el turno a la descripción del funcionamiento de la citada proteína, fundamental para todos los seres vivos, aunque cada cual presenta una versión específica, al ser la encargada de producir las copias del material genético necesarias para la reproducción y el desarrollo de los organismos. Un gran descubrimiento, precursor y antecedente directo de otros decisivos.
Descubrimiento convalidado en la patente más rentable en la historia de España, con el título de: Reacciones de síntesis de DNA (in vitro) que emplean DNA de polimerasa phi 29 modificada y un fragmento de DNA que codifica dicha polimerasa.
La investigación del equipo capitaneado por Margarita Salas ha sentado las bases de la biotecnología y el diseño de una reacción en cadena denominada PCR, que es un sistema capaz de producir infinidad de copias de cualquier fragmento de ADN.
Margarita Salas Falguera
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Margarita Salas es la precursora de la biología molecular en España.
Desde sus inicios científicos, propiamente dichos, avalados e impulsados por los eminentes Alberto Sols, en España, y Severo Ochoa, en Estados Unidos, y también la estimable aportación de su marido, Eladio Viñuela, ha destacado en los incipientes campos de la bioquímica y la biología molecular.
Partidaria de la investigación básica como motor de la investigación aplicada y la tecnología, señala que “el investigador tiene que ser riguroso, vencer el desánimo, tener libertad e imaginación y estar dispuesto a que el inmenso placer de investigar guíe su vida. El trabajo es duro, muchas veces rutinario, pero la recompensa merece la pena. Además, en su calidad de Profesora de Investigación, conoce y transmite “la importancia de combinar investigación y docencia, de forma que el conocimiento generado en el laboratorio pase rápidamente a convertirse en un conocimiento universal”. El trabajo científico, concluye, es una cuestión de rigor y motivación.
De vuelta en España en 1967 tras el fructífero periplo norteamericano, de 1964 a 1967 en el Departamento de Bioquímica de la Universidad de Nueva York, de 1968 a 1992 es profesora de Genética Molecular de la Facultad de Químicas de la Universidad Complutense y desde 1974 trabaja en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM) como Jefe de la línea Replicación y Transcripción del ADN del bacteriófago [Phi]29.
Honores y tareas
Margarita Salas es miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de la Real Academia Española y presidenta de la Fundación Severo Ochoa. Entre los años 1995 y 2003 ha dirigido el Instituto de España, institución que coordina las Reales Academias. También figura en la nómina de los institutos de ciencia más importantes a nivel nacional e internacional, y asimismo participa en el consejo editorial de destacadas publicaciones científicas; supera las trescientas publicaciones y ha supervisado un número aproximado de veintiocho tesis doctorales.
En mayo de 2007 ingresó en la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Por el Real Decreto 1175/2008, se le concede el título de Marquesa de Canero.
Su legado se halla depositado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, a lo que se añade el privilegio de haber entregado un objeto de su elección para su custodia en la antigua cámara acorazada de la sede central del citado Instituto.