El Imperio en Mesoamérica: La exploración y conquista de Guatemala, Honduras y Nicaragua
Al conquistador y explorador Pedro de Alvarado, nacido en Badajoz el año 1485, se debe el descubrimiento y la conquista de Centroamérica, el denominado País del Sur: Tututepec, y también País de los Quetzales, tras la consolidación de la conquista mexicana.
Era hijo del comendador Gómez de Alvarado y Messía, y junto a sus ocho hermanos viajó al Nuevo Mundo en 1510 con lo puesto. Según descripción del cronista Bernal Díaz del Castillo, al llegar a La Española tuvo como domicilio la residencia de su tío Diego de Alvarado y Messía, que a su vez había desembarcado en la isla en 1499 y que entonces desempeñaba el cargo de regidor municipal.
Buen soldado y de espíritu inquieto, Pedro de Alvarado se enroló el año 1511 en la expedición organizada por el gobernador Diego de Velázquez en aras a la conquista de Cuba. Destacó en las acciones encomendadas de manera que dos años después ascendió al empleo de capitán.
El 25 de enero de 1518 formó parte de la expedición mandada por Juan de Grijalva para reconocer las costas de Yucatán, Cozumel y gran parte del golfo de México, antes de adentrarse en el continente. Alvarado estuvo al mando de un barco y nuevamente se distinguió en los enfrentamientos con los nativos. Los expedicionarios descubrieron el imperio azteca y establecieron contacto con los emisarios de su autoridad. A raíz de las noticias halagüeñas difundidas por los españoles, el gobernador Diego de Velázquez se animó a organizar la conquista del continente, para lo cual se aprestaron once naves embarcando setecientos soldados, diez cañones y quince caballos más asistentes nativos. Al mando de Hernán Cortés la flota zarpó el 18 de noviembre de 1518, convertido el capitán Alvarado en uno de los hombres de confianza de Cortés.
Al poner pie en tierra Cortés fundó la Villa Rica de la Veracruz, y luego emprendió la conquista del imperio azteca con habilidad militar y política. En mayo de 1520, teniendo Cortés que dirigirse a Veracruz, quedó Pedro de Alvarado en Tenochtitlán custodiando al emperador Moctezuma con ochenta españoles y sus aliados tlaxcaltecas, hasta que el 16 de mayo sucedió la Matanza de Tlatelolco, decidida por Alvarado previendo la venganza de los aztecas por su conquista y dominación. Los aztecas se sublevaron y durante un mes cercaron a los españoles y tlaxcaltecas que mantenían preso a Moctezuma. Regresó precipitadamente Cortés el 24 de junio de 1520 y tras amonestar a Alvarado quiso apaciguar los ánimos sin conseguirlo, por lo que el 30 de junio tuvo lugar la Noche triste cuando los españoles huían de la capital azteca para salvar la vida. Entre seiscientos y ochocientos españoles murieron, pero Alvarado se distinguió por su valor y refieren las crónicas del suceso que con su lanza saltó de una parte a otra de un foso —el llamado Salto de Alvarado— atemorizando a los aztecas.
Hernán Cortés reorganizó su ejercitó de modo que a los pocos meses acudió a Tenochtitlán, cercándola y tomándola el 13 de agosto de 1521. Supuso el fin del imperio azteca. Lo que permitió la exploración y conquista de otros territorios por los capitanes de Cortés: Guatemala y El Salvador correspondió a Pedro de Alvarado, Pánuco (en la costa occidental de México) a Gonzalo de Sandoval, Honduras a Cristóbal de Olid y Jalisco y Nayarit (en la costa occidental de México) a Francisco Cortés. Pedro de Alvarado, llamado el hijo del Sol, Tonatiu, por los nativos, debido a su esbeltez y color del cabello, dirigió varias expediciones, conquistando la región mejicana de Misteca y el litoral mejicano de Tehuantepec.
El 6 de diciembre de 1523 y por orden de Hernán Cortés, que pretendía la conquista del istmo, frenar la expansión de otros conquistadores procedentes de Nicaragua y dar con el paso entre el Mar del Sur y el océano Atlántico, Pedro de Alvarado partió con una tropa de cuatrocientos cincuenta españoles y mil auxiliares nativos hacia el País del Sur —nombre dado a la región centroamericana de Guatemala, en lengua indígena Tututepec—, costeando y tierra adentro. Por el camino en descubierta recorriendo la costa meridional de Méjico, fue encontrando lugares con estructura social y política, con actividad comercial; eran los territorios de quichés, cakchiqueles, tzutuhiles, panatacat, mames y pipiles, que ofrecieron resistencia a los de Alvarado, teniendo que someterlos uno tras otro. En su itinerario pasó por Quetzaltenango, Xepán, Ulatlán, Tximché, Chutinamit, Acajuktla, donde fue herido en una pierna, Tucuxclaco, Miaguaclán, Atehuán y Cuscatán. Después de conquistar la región costera de Soconusco, en los primeros meses de 1524 sometió al poderoso reino de los quichés y se alió con los cakchiqueles para derrotar a los zutuhiles. Al cabo, se adentró en las regiones del oriente de Guatemala, sosteniendo algunas luchas con los nativos, y el 6 de junio, ya en territorio del actual, venció a los pipiles.
De regreso a Guatemala, el 25 de julio de 1524 fundó la ciudad de Santiago de los Caballeros en Tximché (también) Iximché, a orillas del lago Atitlán, capital del territorio cakchiqueles, convertida a no tardar en el principal núcleo urbano de la Gobernación de Guatemala. Pero las expediciones de conquista en esa zona centroamericana no finalizaron hasta 1530, protagonizadas por los capitanes de Alvarado, entre ellos su hermano Jorge.
En 1526 había apoyado a Cortés en la expedición a Honduras y posteriormente se ocupó de la exploración y conquista de Nicaragua.
Pedro de Alvarado
Imagen de noticonquista.unam.mx
Pedro de Alvarado volvió a España, procedente de Méjico, en marzo de 1527, en un barco fletado por él mismo. En España pudo solventar asuntos judiciales mientras entablada amistad con el influyente Francisco de los Cobos, secretario de Carlos I, recibía el título de Adelantado, el hábito de la orden de Santiago y la jefatura de la flamante Gobernación de Guatemala. Tomó posesión de su gobierno en 1530, acompañado del licenciado Francisco de Marroquín, futuro primer obispo de Guatemala. Con la ayuda del cabildo de Santiago de los Caballeros, logró ordenar en lo posible la gobernación.
Pero como era muy ambicioso, Guatemala se le quedaba pequeña; así que de acuerdo con el emperador, en 1532 dispuso de una capitulación para la descubierta y conquista de islas y tierras en el Mar del Sur. Gastó una fortuna en aprestar su anhelada expedición, que iniciada en enero de 1534 derivó en fracaso: después de una penosa navegación pisó territorio de Francisco Pizarro, y a continuación, habiendo sufrido calamidades en el tránsito andino, dio con Diego de Almagro al que vendió los restos de sus barcos y pertrechos.
Reponiéndose de la adversidad en su gobernación guatemalteca, en 1535 atendió la demanda de las autoridades de las Hibueras (actual Estado de Honduras), para que coadyuvara con su ejército a pacificar a los nativos rebeldes. Asunto que resolvió el 26 de junio de 1536 a cambio de obtener el gobierno del territorio: de esta manera Honduras y Guatemala formaron parte de la misma gobernación.
Satisfecho de su logro, propuso al emperador le concediera otra capitulación, esta vez para descubrir y conquistar las islas de la Especiería. Aceptado el proyecto, Alvarado preparó una armada de doce naves embarcando setecientos hombres, dos centenares de nativos y varios clérigos para evangelizar las nuevas posesiones. En agosto de 1540 partió la armada del puerto salvadoreño de Acajutla, y arrumbando al norte llegó al puerto de la Purificación de Jalisco para acordar con el virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza, la financiación a medias.
Pero antes de iniciar la aventura de la Especiería, el gobernador de Nueva Galicia, Cristóbal de Oñate, conocedor de sus éxitos en combate, pidió a Alvarado que le ayude a doblegar la rebeldía de los nativos palisqueños. Acudió presto a la porfía con cien hombres, pero un excesivo arrojo en la batalla de Nochistlán, acaecida en 1540, donde resbaló su caballo, le costó la vida transcurrido un año del percance. La a menudo cuestionada, pero notable obra gubernativa de Pedro de Alvarado, devino con el tiempo en el Reino, Capitanía General y Audiencia de Guatemala, germen de las actuales repúblicas de Centroamérica.
Artículos complementarios
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Pedrarias Dávila
Apunte sobre el descubrimiento y la conquista de América