Marino, político y cartógrafo, nacido en la cacereña localidad de Zorita el año 1726.
El 28 de marzo de 1756, el oficial de la Real Armada Española, José Solano y Bote, acompañado de doscientos indígenas, consiguió superar el raudal de Atures y luego el de Maipures, áreas de difícil navegación a causa de los remolinos, rocas y rápidos, para franquear la frontera del río Orinoco y dar una dimensión continental al territorio de Venezuela; tarea hasta entonces pendiente. Con esta navegación intrépida abrió una frontera selvática antes infranqueable y la exploración completa de los grandes ríos Orinoco y Amazonas-Marañón.
José Solano y Bote ingresó en la Academia de Guardiamarinas en 1742, descollando pronto su talento en aritmética, cosmografía y navegación.
Su bautismo de fuego tuvo lugar durante el combate del cabo Sicié o también llamada batalla de Tolón, el 22 de febrero de 1744, contra los británicos, embarcado en el navío El León integrante de la escuadra de Juan José Navarro; por su comportamiento en este combate fue ascendido al empleo de alférez de fragata. Más adelante, el ilustre marino y científico Jorge Juan y Santacilia lo convocó para un viaje por Europa de estudios y de misión política el año 1749, recibiendo previamente el ascenso a alférez de navío. Poco después fue nombrado cuarto comisario de la Expedición de Límites al Orinoco.
Este cometido explorador y científico duró siete años, de 1754 a 1761, periodo que desarrolló una labor minuciosa que por primera vez comprendió la determinación astronómica, estudios del clima, la observación de especies vegetales y el levantamiento de planos en las islas Margarita y Trinidad, así como en regiones de los ríos Orinoco y Amazonas.
El paso de los raudales Atures y Maipures permitió el asentamiento estable en dos nuevas poblaciones del Orinoco medio, bautizadas Ciudad Real y Real Corona. Desde ellas prosiguió la actividad de José Solano dirigiéndose hacia la descubierta de otras regiones. En 1757 viajó por la ruta del río Meta a Santafé de Bogotá, en Colombia: allí logró del virrey de Nueva Granada, José Solís Folch de Cardona, la entrega de diversos socorros para los puestos que iba organizando. A comienzos de 1758 cruzó de nuevo los raudales hacia el sur con el objetivo de impulsar un proyecto que integrara el Alto Orinoco y consolidara definitivamente la frontera con Brasil.
José Solano se manejaba diestramente en las relaciones con los nativos, estuvo bien considerado y se granjeó la amistad de los principales jefes indígenas, de modo que pudo fundar la población de San Fernando de Atabapo y a continuación, gracias al entendimiento y alianza con los mazerinabis, mengepures y manaos, entre 1759 y 1760 fundó Esmeraldas y San Carlos de Río Negro, localidades que todavía existen.
Sucesivas exploraciones que promovió se encaminaron a las fuentes del Orinoco y a la búsqueda de cacaotales silvestres (cacao) y minerales.
José Solano y Bote
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En 1763 José Solano y Bote retornó a Venezuela como capitán general, y por ende Gobernador del territorio, pacificando las naciones indias de Guayana y márgenes del río Orinoco. Desde su responsabilidad política impulsó una serie de exploraciones y fundaciones en el vasto y frondoso interior venezolano, en especial hacia las fuentes del Orinoco y la vecina región de Guayana en el sudeste. Esta etapa culminó en 1771 con su traslado a la Capitanía General de la isla de Santo Domingo, donde colaboró en el señalamiento de límites con los franceses que ocupaban el oeste de la isla.
El periplo americano de José Solano y Bote prosiguió de manera brillante, pero ahora en el plano militar. En 1778 se había reintegrado a la Real Armada, promovido a jefe de escuadra en 1779. A las órdenes de Luis de Córdova participó en la primera campaña del Canal de la Mancha; al año siguiente se le confió una escuadra de 12 navíos y un convoy de 140 velas, con los que pasó a las Antillas. Por sus méritos en 1781 le fue concedido el privilegio de mandar la escuadra, enviada desde España, que protegió las operaciones de rendición de los británicos en la decisiva batalla de Pensacola (Penzacola), en Florida, para la consecución de la independencia norteamericana que apoyaba España, la recuperación de Florida y la expulsión de los británicos del Sur de los Estados Unidos. La escuadra estaba compuesta por 12 navíos, 2 fragatas y 3 menores, escoltando un convoy con 12.416 soldados de regimientos regulares para fortaleces las posiciones españolas en la zona. Pese a la vigilancia de las escuadras inglesas, la principal la de Rodney, Solano consiguió pasar inadvertido en su travesía y así ofrecer el imprescindible socorro que le valió el marquesado homónimo.
A continuación, las fuerzas al mando de José Solano y Bote batieron y rindieron la isla de Roatán y los demás establecimientos ingleses en la costa de Honduras, desalojando a los invasores.
Ascendido en 1782 a teniente general, le fue encomendado el mando de la Escuadra de las Indias Occidentales y del apostadero de La Habana. Otras escuadras mandó hasta su fallecimiento el año 1806, en el Atlántico y el Mediterráneo, y obtuvo reconocimientos varios y títulos como el de Capitán General de la Armada, I marqués del Socorro y Consejero de Estado.
Artículos complementarios
La conexión del Orinoco con el Amazonas
Descubrimiento de Honduras y Nicaragua
José Boves y los llaneros del Orinoco