Ir al contenido principal

La ruta meridional para el tornaviaje de la fragata Buen Fin

El Imperio en el mar: La travesía austral para el tornaviaje

Queriendo hallar una derrota para el viaje de Filipinas al virreinato de Nueva España, el tornaviaje, que evitara la peligrosa travesía por el estrecho de San Bernardino, entre las islas de Luzón y Samar, en el último tercio del siglo XVIII por iniciativa del gobernador del archipiélago filipino, Simón de Anda y Salazar, se reunieron en Manila distinguidos miembros de la Real Armada.

    Esta comisión estuvo formada por Juan de Lángara y Huarte, comandante de la fragata Venus, fondeada en el puerto de Manila, junto a los oficiales José de Mazarredo y Salazar y Juan Ruiz de Apodaca, conde de Venadito, y Gabriel de Aristizábal, comandante de la fragata San Carlos, que en 1773 viajaba de Acapulco a Manila. Previo el cuidadoso examen de la cartografía disponible, la comisión estudió la posible derrota recomendando la búsqueda de una ruta al sur de la línea equinoccial pasando por el norte de las islas Molucas y la isla de Nueva Guinea.

    El buque elegido fue la fragata Nuestra Señora de la Consolación, conocida por su alias de Buen Fin, a las órdenes del capitán Félix Tonzo, llevando por maestre a Antonio Sarabia Villar, por primer piloto a Felipe Thompson, experto en la travesía entre Filipinas y las Molucas, y por segundo piloto a José Vázquez, que fue primer piloto de Francisco Antonio Mourelle de la Rúa en 1781. La fragata fue fletada por la Real Hacienda.

La fragata Buen Fin partió de Manila el 6 de enero de 1773, tomando el camino del sur en procura de la punta meridional de la península de Zamboanga, al oeste de la isla de Mindanao. Rebasada la isla de Lubang, la navegación se dirigió al paso entre la isla de Mindoro, dejada a babor, y el grupo de Calamianes. El día 10 avistaron la isla de Panay y fondearon en una ensenada de la provincia de Antique. El 22 vuelven a la mar, quedando a popa la isla de Negros; el 25 surgieron en la rada de Caldera, en el extremo sur de Zamboanga, de nuevo fondeando para calafatear.

    El 4 de febrero se hizo a la vela la fragata. Esa misma jornada divisaron una serie de islas que bautizaron San Ambrosio (actual Coco), Buen Fin (Sibago), en la parte meridional del estrecho de Basilán, e islotes Vitali, éstos próximos a la desembocadura del río Vitali en la bahía de Sibuguey, a levante de la península de Zamboanga.

    Con rumbo sudoriental avistaron las islas que bautizaron de Arriaga, de Anda, Armadores y de Sarabia, todas entre la punta más sureña de Mindanao y los pequeños grupos más meridionales de Kawio y Karakelong. Al amanecer del 13 de febrero descubrieron una cadena de islas de alturas medianas que bautizaron San Carlos, a diez millas aproximadamente de la punta boreal de Sangi. Dos días después dieron con un bajo, que llamaron de Vázquez, que hoy es el de Northumberland, al sur de la isla de Kaburuang, en la zona meridional del grupo de Talaud. El día 20 dieron con otro bajo, San Félix, el actual Helen en el extremo occidental de las islas Carolinas y al este-nordeste de la isla moluqueña de Morotai.

    Rumbo al sudeste, el 2 de marzo observan la costa de Nueva Guinea. Al día siguiente avistan un picacho en la gran isla que bautizan Coronado, y Lángara a unos islotes vistos en la ribera.

    Atravesado el ecuador hacia el norte, entre el 8 y el 26 de marzo sufrieron malas condiciones de mar y viento, además de tormentas. Ya el 27, reinando la calma, abandonaron la pretendida derrota meridional que se mostraba infranqueable.

    En la mañana del 6 de abril descubrieron tres islas, las dos primeras llamadas Pasión y la tercera Valientes, que se corresponde con el atolón Ngatik o Ngarik en las Carolinas orientales.

    Con rumbo noroeste, el 8 de abril reconocen el bajo bautizado Triste, la isla madrepórica de Oroluk u Oraluk, en el grupo Senyavin de las Carolinas, seguramente hallado en 1565 por Alonso de Arellano que lo llamó Mira como vas, y descubrieron la isla San Agustín, al noroeste del bajo Triste (Oroluk).

    Resueltos a encontrar los vientos contralisios fueron ganando altura. Pero tuvieron que soportar duras inclemencias el 16 y el 17 de abril. La jornada del 18 se calmaron el cielo y la mar, con lo que arrumbaron al nordeste. A partir de entonces fueron recorriendo mucho océano mientras ascendían de latitud. Hasta que el 10 de junio, a 38º 51’ de latitud y 154º 11’ de longitud, tomaron rumbos próximos al sur.

    La jornada del 5 de julio distinguieron al fin la tierra del virreinato de Nueva España a la altura de la isla de la Navidad, Morro Hermoso y la isla de Cedros. Castigado el barco y sus velas, fueron costeando a la vista del Valle de Banderas en busca del apostadero de San Blas donde rindieron viaje el 25 de julio de 1773. Habían transcurrido seis meses y diecinueve días de la partida, y aunque el propósito de cruzar el océano Pacífico, Mar del Sur, por el hemisferio austral no pudo conseguirse, el valor de la navegación y los descubrimientos se registran con honor en el libro de la historia.  

Artículos complementarios

    El tornaviaje

    Galeón de Manila

    Íñigo Ortiz de Retes

    Juan de Lángara y Huarte

    José de Mazarredo y Salazar

    Juan José Ruiz de Apodaca

    Francisco Antonio Mourelle de la Rúa

    Álvaro de Saavedra Cerón

    Alonso de Arellano

Entradas populares de este blog

Las tres vías místicas. San Juan de la Cruz

Siglo de Oro: La mística de san Juan de la Cruz Juan de Yepes y Álvarez, religioso y poeta español, nacido en Fontiveros, provincia de Ávila, el año 1542, estudió con los jesuitas, trabajó como camillero en el hospital de Medina del Campo, e ingresó a los diecinueve años como novicio en el colegio de los carmelitas con el nombre de fray Juan de Santo Matía. Prosiguió sus estudios en Salamanca y en 1567 fue ordenado sacerdote. Regresó entonces a Medina del Campo, donde conoció a santa Teresa de Jesús, quien acababa de fundar el primer convento reformado de la orden carmelita y que tanto le había de influir en el futuro. San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús Imagen de stj500.com Juan de la Cruz se hallaba animado de los mismos deseos reformadores de la santa, y había conseguido el permiso de sus superiores para mantenerse en la vieja y austera devoción de su orden.; desde ese momento tomó el nombre de fray Juan de la Cruz y comenzó la reforma del Carmelo masculin

Antropología de la esperanza. Pedro Laín Entralgo

Médico, antropólogo, filósofo y ensayista, Pedro Laín Entralgo, nacido en la turolense localidad de Urrea de Gaén el año 1908, estudió medicina y química y fue profesor de Historia de la Medicina en la Universidad Complutense hasta 1978, año en que se jubiló de la docencia presencial, fundador de las revistas  Cuadernos Hispanoamericanos ,  Archivos Iberoamericanos de Historia de la Medicina  y  Asclepio  y miembro y presidente de la Real Academia Española, de la de Medicina y de la de Historia. Ha publicado numerosos trabajos de investigación en el campo médico, por ejemplo  Medicina e Historia , de 1941;  Estudios de historia de la medicina y antropología médica , de 1943;  Mysterium doloris: Hacia una teología cristiana de la enfermedad , de 1955;  La relación médico-enfermo: historia y teoría , de 1964,  El médico y el enfermo , de 1969;  Ciencia y vida , de 1970;  La medicina actual , de 1973; y  Ciencia, técnica y medicina , de 1986. Ha estudiado y trabajado cuestiones propias de