La invención del caramelo con palo
Enric Bernat Fontlladosa, nacido en Barcelona el año 1923, heredó la iniciativa confitera de su familia; a mediados del siglo XIX su abuelo Josep Bernat fue pionero en la elaboración de caramelos en España; mientras que su padre, Romá Bernat, creó la firma de galletas La Gloria, en los años cuarenta del siglo XX.
En 1950 da inicio la exitosa andadura empresarial de Enric Bernat con su primera empresa confitera: Productos Bernat, especializada en la elaboración de peladillas, un dulce muy demandado entonces para toda clase de celebraciones. El que en breve sería mundialmente conocido como el inventor del Chupa Chups, el caramelo con palo, concibió su idea entre 1956 y 1957 observando en la práctica a los principales consumidores de golosinas que eran los niños; y la destinó al mercado en 1958.
Hábil empresario, además de innovador, aseguro la paternidad del invento adquiriendo todas las patentes que pudieran competir con él. A continuación se aprovisionó de abundante madera, para el palito, y de la maquinaria adecuada para su elaboración.
Fue en 1961 cuando este original caramelo que no ensuciaba las manos de niños ni adultos, constituyó su nombre definitivo, Chupa Chups, y su primer y anuncio publicitario: “El caramelo que es redondo y dura mucho”. Y en 1967, la empresa familiar, ubicada en Asturias y Barcelona, comienza a exportar. El logotipo con el que se dará a conocer internacionalmente el caramelo con palo lo diseñó Salvador Dalí; y fruto de la expansión y creciente demanda varía de la madera original al plástico el material con que se fabrica el palo.
Imagen de http://www.graffica.info
Años después, la consolidación del producto ha venido de la mano de la implantación de filiales de distribución comercial en Francia, Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos y Japón.
Ya en 1981, y para reactivar el mercado nacional, nace Chupa Chups Diversificación; y en 1986, con idéntico propósito, Comercial Regalín, dedicada a la producción de caramelos, grageas, regaliz y demás productos de confitería.
Con una cifra de veinte mil millones de unidades vendidas en todo el mundo, la familia Bernat afronta su último reto y establece una sede comercial en Rusia.
La extraordinaria visión empresarial de Enric Bernat también le hizo precursor en la mercadotecnia de la marca y el logotipo, aunados en un mismo grafismo, y en el uso de expositores en los puntos de venta o comercios.