La ciencia de San Isidoro de Sevilla
Loa a España¡Oh, España! La más hermosa de todas las naciones que se extienden desde Occidente hasta la India. Tierra bendita y feliz, madre de príncipes y de pueblos.De ti reciben la luz el Oriente y el Occidente. Tú, honra y prez de todo el orbe; tú, el país más ilustre del globo.No hay en el mundo región mejor situada. Ni te abrasa el estío ni te hiela el rigor del invierno sino que, circundada por un clima templado, te nutren céfiros blandos. Cuánto hay de fecundo en los ejidos, de precioso en las minas y de provechoso en los animales, tú lo produces.Rica, por lo tanto, en hijos, joyas y púrpuras, fecunda también en gobernantes y en hombres que poseen el don de mandar, te muestras tan fecunda en adornar príncipes como feliz en producirlos. Con razón, ya hace mucho tiempo, te deseó la dorada Roma, cabeza de gentes, y, aunque vencedor, aquel empuje romano te desposara primero, luego, el muy floreciente pueblo de los godos, tras haber conseguido numerosas victorias, a su vez te tomó y te amó.
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Isidoro de Sevilla plasma su entusiasmo patriótico en el prólogo de su libro Historia gothorum (Historia de los godos), con el De laude Spaniae (Sobre la alabanza a España), cuyo texto íntegro, similar al precedente, es como sigue:
De todas las tierras que hay desde Occidente hasta a India, tú eres la más hermosa, oh sacra España, madre siempre feliz de príncipes y de pueblos. Bien se te puede llamar reina de todas las provincias.Tú, honor y ornamento del mundo, la más ilustre porción de la tierra en la que la gloriosa fecundidad de la raza goda se recrea y florece. Natura se mostró pródiga en enriquecerte: tú, exuberante en fruta, henchida de vides, alegre en mieses. Tú abundas de todo, asentada deliciosamente en los climas del mundo, ni tostada por los ardores del Sol ni arrecida por glacial inclemencia.Tú vences al Alfeo en caballos y al Clitumno en ganados; no envidias los sotos y los pastos de Etruria ni los bosques de Arcadia.Rica también en hijos, produces los príncipes imperantes a la vez que la púrpura y las piedras preciosas para adornarlos. Con razón te codició Roma, cabeza de las gentes, y aunque te desposó la vencedora fortaleza Romuela, después el florentísimo pueblo godo, tras victoriosas peregrinaciones por otras partes del orbe, a ti amó, a ti raptó y te gozaron con segura felicidad, entre la pompa regia y el fausto del Imperio.
Sentimiento de orgullo nacional de los habitantes de la incipiente España surgidos de la unión de las herencias romana, germánica y cristiana; con enlace matrimonial de largo recorrido entre godos e hispanorromanos.
San Isidoro de Sevilla
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Isidoro de Sevilla (Cartagena, 560 – Sevilla, 636). Doctor de la Iglesia Católica, teólogo, arzobispo, historiador y compilador. Ha sido reconocido como el hombre más sabio de la alta Edad Media.
La familia de Isidoro, integrada en la nobleza hispanorromana, fue a instalarse en Sevilla, el mayor centro cultural y económico del reino, huyendo de la ocupación Bizantina de Cartagena. En aquel momento clave de la historia florecía España desde la semilla de Hispania.
Tres de los cuatro hermanos de Isidoro (obispo de Sevilla), Leandro (obispo de Sevilla), Fulgencio (obispo de Écija y de Cartagena a su retorno al reino de Toledo) y Florentina (monja contemplativa), los cuatro declarados a posteriori de sus vidas terrenales santos de la Iglesia Católica, también iban a desempeñar un papel relevante en los ámbitos cultural y político de la naciente España.
A Leandro e Isidoro se debe la atracción de los godos al catolicismo. Leandro, el mayor de los hermanos, había convertido al rey Hermenegildo, que profesaba el arrianismo, y respaldado su rebelión; lo que le costó el destierro a Constantinopla. Aunque allí conoció al futuro papa Gregorio Magno, lo que dio origen a una duradera amistad de mutuo provecho. Vuelto a España, participó en la conversión del rey Recaredo, a partir del cual el catolicismo se asentó como la religión oficial.
En el haber de Leandro hay más edificio. Preocupado por la instrucción de los clérigos, fundó en Sevilla una biblioteca con manuscritos de Hispania, África, Roma y Constantinopla, modelo en Occidente, que convirtió a Sevilla en un centro intelectual de primera magnitud. Isidoro continuó la obra de su hermano al morir éste, siendo a su vez elegido obispo de la ciudad.
Isidoro presidió el II Concilio de Sevilla en 619 y el IV de Toledo en 633. Creó escuelas episcopales y un equipo de copistas que permitió aumentar los fondos de la biblioteca sevillana. Por indicación suya, el IV Concilio de Toledo, unificó la disciplina litúrgica en España, y en él exigió a los obispos hispanos que instaurasen escuelas episcopales y seminarios en línea con lo realizado en Sevilla, para la enseñanza de las lenguas griega y hebrea, las artes liberales, el derecho y la medicina; y junto a los clérigos instruidos salvar el legado clásico y elevar el nivel intelectual de la sociedad.
Obra escrita
De Leandro se conserva una homilía sobre la conversión de los godos, leída al final del III Concilio de Toledo (ocasión donde se consolida la unidad espiritual y territorial del Reino Visigodo de España), y una regla monástica femenina redactada para su hermana Florentina, fundadora de cuarenta monasterios.
De Fulgencio se conoce su amor al estudio, su dedicación a la controversia con los arrianos, la especulación teológica y el comentario de las Sagradas Escrituras.
De quien más obra escrita se conserva, y más ha trascendido a la historia, es de Isidoro. Destacan los títulos: Differentiae, Synonima, Institutionum disciplinae, De natura rerum (De la naturaleza de las cosas, libro dedicado al rey Sisebuto, compendio de astronomía, astrología e historia natural), De ordine creaturarum, Chronica maiora, Proemiorum liber unus, Allegoriae quaedam Sacrae Scripturae, Historia Gothorum Vandalorum Sueborum (Historia de los godos los suevos y los vándalos, en cuyo prólogo figura el Laus Spaniae, Loa a España, uno de los motivos de este artículo), Proaemia, De ortu el obitu patrum, De numeris, De nominibus legis et evangeliorum, Quaestiones in Vetus Testamentum, De ecclesiasticis officiis, Regula monachorum, De viris illustribus y de Haeresibus.
Todos ellos de un valor didáctico incuestionable. Pero la obra más famosa y por su contenido y estructura importante es Etymoliae, Las Etimologías, también titulada Originum sive Etymologiarum libri XX, de carácter enciclopédico compuesta por veinte volúmenes, ordenados por Braulio, obispo de Zaragoza (canonizado), a petición del cual la escribió.
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Las Etimologías
Las Etimologías gozó de gran predicamento y tuvo difusión en todas las bibliotecas de la época, además de servir de base a los maestros escolásticos. Las materias que comprende son: gramática, retórica y dialéctica; aritmética, geometría, música y astronomía; medicina; derecho y cronología; Biblia y otros libros; teología; Iglesia y sectas; lenguas y pueblos; lexicología; anatomía; zoología; geografía; arquitectura y agrimensura; mineralogía, pesas y medidas; agricultura; guerra y juegos; navíos y casas; y alimentos bebidas y herramientas.
Es un intento satisfactorio de compilar el legado clásico de Grecia y Roma con el cristiano en un formato enciclopédico, novedoso entonces; y reintroduce a Aristóteles en la cultura occidental. Engloba y amplía el sistema pedagógico instaurado en el Trivium y el Quadrivium, ideado por Marciano Capella, autor de los siglos IV a V nacido en el África romana, a quien se atribuye la base de la educación europea en los siglos siguientes y su desarrollo hasta la actualidad. El Trivium, compuesto por la gramática, la dialéctica o lógica y la retórica, enseñaba reglas de pensamiento y expresión; por su parte el Quadrivium, compuesto por la música, la aritmética, la geometría y la astronomía (apunta el historiador Pío Moa Rodríguez que Isidoro de Sevilla describió la tierra como redonda), enseñaba conocimientos de ciencia teórica y práctica.
Es la primera enciclopedia de la Europa Occidental. Su método preludia los índices y la clasificación alfabética para una rápida búsqueda de los contenidos. Escrito con sencillez y concisión, en un latín puro y elegante, la obra se convertiría pronto en el libro de texto más publicado, unos diez mil ejemplares, y usado en Europa durante diez siglos.
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Otros aspectos del pensamiento de Isidoro de Sevilla
Independencia de la Iglesia con respecto al poder político, aunque en estrecha relación con él, dado que a su juicio la autoridad regia se debe a Dios. La Iglesia tenía como misión el asegurar la paz pública mientras el rey estaba obligado a obrar con justicia y piedad.
Subordinación del clero nacional al obispo de Roma, pero manteniendo cierta independencia de criterio en consonancia con las características del territorio y su feligresía.
Isidoro de Sevilla afirmó por escrito la misión del apóstol Santiago, Santiago el Mayor, en España.