Una expedición científica trascendente en el virreinato de Nueva España fue llevada a cabo por España y Francia, con objeto de observar el tránsito del planeta Venus por delante del Sol, fenómeno muy poco frecuente, y que se produjo en el año 1769. La zona elegida fue la península de California.
En el siglo XVIII, el método para hallar la distancia entre la Tierra y el Sol basado en el tránsito de Venus fue propuesto por el astrónomo Edmund Halley. Por este procedimiento y valiéndose de la tercera ley de Kepler, era posible calcular todas las distancias que separan el Sol de los astros en su sistema. Por distancia, por ejemplo entre el Sol y las Tierra, entienden los astrónomos que se habal del paralaje solar, un término equivalente y en propiedad científico, definido como el ángulo subtendido por el radio de la Tierra visto desde el Sol. Este es el dato que se perseguía obtener con la expedición.
Los tránsitos de Venus, cuya órbita apenas presenta inclinación respecto a la eclíptica, son fenómenos raros que se suceden con un intervalo de ocho años seguido de otro de aproximadamente ciento veintidós años. En el siglo XVIII acaecerían en 1761 y 1769, según la predicción de Halley. Llegada la primera fecha, Joseph-Nicolas Delisle, de la Academia de Ciencias de París, estableció las zonas geográficas adecuadas para las observaciones. Numerosas naciones mostraron interés en cooperar para la consecución del objetivo, de ahí que pueda calificarse la iniciativa como el primer gran programa científico internacional.
Los observadores se situaron en:
Observatorio de Marina en Cádiz, España (el padre jesuita Christian Rieger, profesor del Colegio Imperial en Madrid, y Vicente Tofiño de San Miguel, profesor de la Academia de Guardiamarinas.
Observatorio de París (Joseph Jerome Lalande).
Observatorio de Pondichery, India (Guillaume Legentil).
Isla Rodrigo, al norte de la isla Mauricio (Alexandre Pingré).
Observatorio astronómico de Viena (César-François Cassini de Tury y padre Maximiliano Hell).
Tobolsk, Siberia (Jean Chappe d’Auteroche).
Isla de Santa Elena (Nevil Maskelyne).
Cabo de Buena Esperanza, Sudáfrica (Charles Mason).
Los resultados carecieron de validez porque la fluctuación de la paralaje solar fue excesivamente amplia. D ahí que se dispusiera la siguiente expedición.
La observación del año 1769
El 3 de junio de 1769 era la última ocasión de observar el fenómeno en el siglo XVIII. Para ello se movilizaron los más ilustres científicos de Europa, apostando como las zonas privilegiadas los mares del Sur, el septentrión europeo y California. Se realizaron mediciones desde 55 estaciones así distribuidas por medio de 95 observadores, siendo los destacados: Tofiño, en Cádiz; Cassini, en París, Maskelyne, en Greenwich; el padre Hell en Wardhus; Cook, en Tahití; Pingré, en Santo Domingo; y la Comisión Hispano-francesa desplazada a la Baja California, resumida a continuación.
La observación de Venus en California el año 1769
Jorge Juan y Santacilia, español, y Charles de la Condamine, francés, amigos y científicos ambos, realizaron las gestiones ante el rey Carlos III para que fuera autorizada en territorio español de ultramar la expedición hispano-francesa compuesta por oficiales científicos de la Real Armada española y miembros de la Real Academia de Ciencias francesa.
Los comisionados españoles debían, además de observar el planeta Venus en su tránsito solar, levantar planos y realizar observaciones astronómicas de las principales ciudades y puertos que visitaran, cuidando de que las actividades de los comisionados franceses se limitaran a la empresa científica.
Los miembros de la comisión española fueron:
Capitán de fragata Juan de Lángara y Huarte, teniente de navío Vicente Doz y de Funes, y teniente de navío Salvador de Medina y Jorge.
Juan de Lángara y Huarte era un prestigioso marino y científico, experto en matemática y astronomía, seleccionado por Jorge Juan. Pero dado que en el momento de organizar la expedición a California desempeñaba prácticas de pilotaje astronómico a bordo de la fragata Venus, tuvo que ser reemplazado por el teniente de navío Salvador de Medina.
Vicente Doz y de Funes (también en Atlas de los exploradores españoles), natural de la localidad zaragozana de Tarazona, nacido en 1734, ingresó en la Compañía de Guardiamarinas donde pronto demostró su talento y disposición, siendo elegido para acompañar al capitán de fragata José Solano y Bote, comisario del Tratado de Límites entre España y Portugal, a la Expedición de Límites al Orinoco de 1754 a 1761 a bordo del navío Santa Ana; en la que realizó importantes investigaciones astronómicas y cartográficas además de relevantes hallazgos. En 1761 fue destinado al Departamento Marítimo de Cartagena, embarcado en diversos buques de la Armada como teniente de fragata y de navío, prestando también servicio en los batallones de Marina del Departamento. Nombrado Caballero de la Orden de San Juan en Malta, donde permaneció tres años. En 1768 se trasladó a Cádiz para integrarse en la expedición científica de la observación de Venus. El 1776 fue elegido director del Seminario de Nobles de Madrid, asesor del Ministro de Indias, Julián de Arriaga, y miembro de la Junta de Límites, asesorando sobre las delimitaciones de las fronteras americanas. En la última época de su vida participó en diversos combates navales contra los británicos.
Salvador de Medina y Jorge, nacido en Sevilla el año 1725. Ingresó en la Real Compañía de Guardiamarinas y finalizado el aprendizaje, en 1749 fue seleccionado por Antonio de Ulloa para acompañarle en un viaje de estudios por toda Europa. Especializado en mineralogía, se le destinó como ayudante del científico irlandés al servicio de España, Guillermo Bowles, para la visita de minas y el establecimiento de un gabinete de historia natural y un laboratorio químico. En 1752 fue nombrado director de una mina de cinabrio en la localidad de La Alcoraya, provincia de Alicante. Entre 1756 y 1768 estuvo destinado en el Departamento Marítimo de Cartagena, embarcando en diversos buques con los empleos de teniente de fragata y navío, sirviendo también en los Batallones de Marina y se encargó de la dirección del Cuerpo de Pilotos. Había viajado a América entre 1764 y 1765.
El polímata novohispano Joaquín Velázquez Cárdenas de León (abogado, matemático, escritor, astrólogo y minero novohispano).
El polímata novohispano José Antonio Alzate y Ramírez (filósofo, teólogo, sacerdote, astrónomo, cartógrafo, geógrafo, historiador, naturalista, botánico y periodista).
Los miembros de la comisión francesa:
Director de la comisión Jean Baptiste Chappe d’Auteroche, Ingeniero geógrafo Jean Pauly, dibujante y pintor Alexander-Jean Noël, y el relojero instrumentista Dubois.
La expedición en California
El 21 de diciembre de 1768 partieron de Cádiz los expedicionarios españoles y franceses, llegando a Veracruz, en el virreinato de Nueva España, el 8 de marzo de 1769. Transcurridos diez días se dirigieron a México capital para ser recibidos por el virrey Carlos Francisco de Croix. Por fin el 15 de abril arribaron al apostadero de San Blas, lugar de embarque en la costa del Pacífico.
El 19 de este mes zarparon con rumbo a la península de California (Baja California), apresurando la navegación ya que el tránsito de Venus se produciría el 3 de junio. Fondearon en las proximidades de San José del Cabo, al sur de la península, donde hacía tiempo actuaba una enfermedad infecciosa que, a la postre, provocó la muerte de varios expedicionarios.
La observación del tránsito de Venus
Los observatorios fueron emplazados con suficiente distancia para no interferir las investigaciones de cada cual; los españoles a un lado y los franceses a otro.
La observación del tránsito de Venus en California se realizó desde tres puntos: dos en San José del Cabo, para españoles y franceses, y uno en el Real de Santa Ana, para el científico novohispano Joaquín Velázquez de León.
Los instrumentos de Doz y Medina eran: un anteojo ordinario no cromático de 14 pies, con máquina paraláctica y micrómetro inglés; un anteojo acromático de 10 pies, con máquina paraláctica; un péndulo de Elliot; y un cuarto de círculo de Bird de 2 pies de radio. Los instrumentos del equipo de Chappe eran: dos anteojos astronómicos, de 10 y de 3 pies, respectivamente, ambos de Dellond; un cuarto de círculo de 3 pies de Canivet; un cuarto de círculo inglés de 1’5 pies; un instrumento de pasos; una máquina paraláctica y un péndulo Berthoud. Los instrumentos de Velázquez de León eran: un anteojo astronómico romano de 5’5 pies y otro telescópico de 22 pulgadas de Short, un círculo gonio métrico inglés y un reloj.
Los datos obtenidos recibieron una consideración sobresaliente.
Nuevas observaciones de Vicente Doz
Los supervivientes de la expedición llegaron a México el 23 de octubre de 1769; luego se trasladaron a Veracruz y ya en la primavera de 1770 embarcaron rumbo a España para desembarcar en Cádiz el 21 de julio.
En Veracruz y La Habana, Doz efectuó observaciones que fijaron sus situaciones geográficas. Una vez en Madrid, entregó los resultados de la comisión española junto con los del viaje de regreso; asimismo remitieron sus observaciones los novohispanos Alzate y Velázquez de León. Todas las academias europeas apreciaron los buenos resultados obtenidos.