Trabajos de hidrografía y cartografía
Con el impulso de los gobiernos ilustrados, en el siglo XVIII tuvo lugar una época de recuperación para la Marina caracterizada por el desarrollo de la navegación y de la hidrografía.
Época que se inicia con la creación de la Academia de Guardiamarinas, y que continúa con los numerosos trabajos hidrográficos emprendidos por oficiales de la Armada, en las costas nacionales como en el resto de territorios de la Corona.
El trabajo hidrográfico por excelencia del siglo XVIII español se debe a Vicente Tofiño de San Miguel y Vandewalle, obra extraordinaria que se titula Atlas marítimo de España. Esta cartografía fue levantada por Tofiño entre 1783 y 1789.
Mediada la década de los setenta del siglo XVIII, tras la llegada al poder de Floridablanca (José Moñino y Redondo, conde de Floridablanca), se concibió y fomentó la idea de establecer un plan nacional de trabajos hidrográficos. Se dispuso para llevar a buen término la empresa del Real Observatorio de Cádiz y de los oficiales en él formados. A Vicente Tofiño se le encomienda la dirección de una comisión hidrográfica para el levantamiento de las costas de España; siendo el proyecto de mayor envergadura de tales características hasta entonces.
La expedición hidrográfica al mando de Tofiño estaba compuesta por una fragata y un bergantín, que transportaban los instrumentos adecuados para el proyecto cartográfico cedidos por el Observatorio junto a otros adquiridos al efecto.
Para llevar a cabo los levantamientos fue empleado un método geodésico, basado en la combinación de las operaciones marítimas con las terrestres; ambas de carácter científico físico-matemático. Los trabajos diarios daban inicio con la determinación de la longitud por medio de los relojes; a continuación se calculaba la latitud y la posición de los accidentes descollantes del terreno. Y a la vez, se practicaban sondas, se vigilaban las variaciones de la aguja de marear y se sacaban, dibujándolas con rigor y detalle, las vistas de las costas.
Los trabajos de campo comenzaron en las costas mediterráneas, en los veranos de 1783, 1784 y 1785; luego fueron las costas portuguesas y el litoral gallego, en el verano de 1786; siguió la costa cantábrica, en verano de 1787; y, por último, las islas Azores, en el verano de 1788. Durante estos seis años, colaboraron con Vicente Tofiño en esta gran empresa hidrográfica, la mayor parte de los marinos ilustrados que, poco después, protagonizarían las grandes expediciones cartográficas organizadas por España a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Nombres ilustres como los de Dionisio Alcalá Galiano, José de Espinosa, Alejandro Belmonte, Julián Ortiz Canelas, Alejandro Malaspina, José de Vargas Ponce, Felipe Bauzá, Bernardo de Orta, José de Lanz, Juan Vernacci y otros menos recordados pero también meritoria su participación.
Al concluir las campañas para el levantamiento de las costas mediterráneas, transcurrido el verano de 1786, uno de los integrantes de la expedición, el citado José de Vargas Ponce, fue encargado de dirigir los trabajos de grabado, estampación e impresión de los resultados obtenidos.
El resultado de la expedición dirigida por Vicente Tofiño, es fundamental en la historia de la cartografía española. Fue tal la exactitud conseguida que algunas de las cartas levantadas mantuvieron su vigencia más de cien años; de hecho, algunas de estas célebres cartas no fueron sustituidas en los barcos de la Armada hasta la entrada en servicio de las levantadas, ya en pleno siglo XX, por las comisiones hidrográficas dirigidas por el Instituto Hidrográfico de la Marina.