Recordemos aquello que fue y por qué sucedió. Esta entrega completa las entregas II, III, IV, V, VII, XII, XXI, XXVII, XXX, XXXI, XLIII, XLIV, XLV, XLVIII, XLIX, L, LI, LII, LIII, LIV y LVI dando cuenta de la utilización de barcos como prisiones flotantes por parte del gobierno y las milicias del Frente Popular.
Los barcos prisión eran checas flotantes, bien en los puertos amarrados bien en alta mar, empleados por los políticos, agentes y militantes del Frente Popular, desde el gobierno a las organizaciones de toda clase integradas en el mismo. Aparte de torturar a los detenidos, también se procedía a juzgarlos por los denominados tribunales populares; la mayoría de los asesinados lo fueron en otros lugares, con “sacas” de los barcos y “paseos” a la zona donde se les asesinaría, pero también hubo asesinatos a bordo.
Los barcos prisión-checa estaban fondeados en las costas mediterránea y cantábrica.
Barcos prisión-checa en el puerto de Barcelona
Uruguay. Barco habilitado como prisión-checa desde julio de 1936 por el gobierno central, presidido por Manuel Azaña, y el gobierno catalán, presidido por Lluís Companys. Los detenidos eran hacinados en los camarotes, sobre cubierta, bajo las toldillas, en los departamentos inferiores y en la bodega; para los guardianes del barco, milicianos, quedaron los camarotes de lujo donde frente a los detenidos disfrutaban de cuanto habían robado en casa y comercios de Barcelona. Los detenidos estaban totalmente incomunicados respecto al mundo exterior, ni podían recibir visitas, malvivían en la suciedad, con las infecciones y los parásitos y las ratas. Para cada cuatrocientos detenidos había una letrina (hubo dos mil doscientos detenidos en el apogeo criminal, contando entre ellos presos republicanos de izquierda caídos en desgracia). La mayoría de los presos sufrieron mientras conservaron la vida de pérdida de memoria, disminución auditiva, visión defectuosa y afectación en la circulación sanguínea y las articulaciones.
Argentina. Barco que cambió su nombre original de Reina Victoria Eugenia por el de Argentina, gemelo del Uruguay. Las penalidades y sufrimientos de los allí detenidos fueron de la misma índole referida a los presos del Uruguay.
Villa de Madrid. Barco propiedad del SIM (Servicio de Información Militar dirigido por el socialista Indalecio Prieto, policía política y servicio de seguridad en tareas de represión).
Barcos prisión-checa en el puerto de Tarragona
Río Segre. Barco con mayor desempeño carcelario y de torturas en el puerto de Tarragona, iniciada su actividad criminal en agosto de 1936. Tenía habilitadas las bodegas de proa y popa y las inferiores para los detenidos, que eran mayoritariamente presos preventivos sin fecha de juicio en el tribunal popular correspondiente. Con frecuencia se les enviaba por sacas de las patrullas de control a la cárcel Modelo de Barcelona y al castillo de Montjuic de Barcelona para que en la ciudad condal fueran asesinados. Alojó trescientos presos de los cuales fueron asesinados doscientos dieciocho.
Cabo Cullera, Mahón e Isla de Menorca. Barcos con idéntica actividad de tortura y “paseos”.
Barcos prisión-checa en los puertos de Castellón, Valencia y Alicante
En el puerto de Castellón operaron como prisiones-checas los barcos Sebastián Martín, Celta e Isla de Menorca(cumplida su labor en el puerto de Tarragona).
En el puerto de Valencia operaron como prisiones-checas los barcos Mar Cantábrico, Aritz-Mendi, Cabo de Palos y Legazpi.
En el puerto de Alicante operaron como prisiones-checas los barcos Jaime II, Sil y Villamanrique.
Barcos prisión-checa en el puerto de Bilbao
Altuna Mendi y Cabo Quilates. Barcos operando como centro de reclusión, tortura y asesinato desde la segunda quincena de septiembre de 1936. Los milicianos del Frente Popular acompañados por turbas asesinaron a noventa y dos presos en la cubierta y bodega del Cabo Quilates y a veintinueve en el Altuna Mendi, previo acceso a los barcos facilitado por los guardianes separatistas vascos. A primeras horas de la noche del 25 de septiembre comenzó la matanza en el Cabo Quilates, muriendo ametrallados cuarenta y un detenidos entre la cubierta y la bodega. Simultáneamente, en el Altuna Mendi fueron asesinados a tiros veintinueve detenidos. El dos de octubre, un grupo de marineros y titulados oficiales del acorazado Jaime I, subieron al Cabo Quilates, admitidos de buen grado por los guardianes, para despojar de sus bienes y asesinar a treinta y ocho detenidos.
En Bilbao fueron asesinados el 4 de enero de 1937 un total de doscientos nueve presos de las distintas cárceles bilbaínas; los autores de las sacas y posterior matanza pertenecían a las fuerzas del Ejército Rojo integradas en los batallones Asturias (7º de la UGT), Fulgencio Mateos y Malatesta.
Barco prisión-checa en el puerto de Santander
Alfonso Pérez. Barco operando como prisión auxiliar del penal del Dueso. Se contabilizaron ciento sesenta ametrallados por piquetes de milicianos, cadáveres que fueron trasladados, para su inhumación, a una fosa del cementerio de Ciriego excavada por los presos.
Barcos prisión-checa en el puerto de Menorca
Tres fueron los barcos prisión-checa en las islas Baleares, aunque en realidad el puerto donde atracaban era el de Menorca, isla en poder del Frente Popular hasta el final de la guerra: Aragón, Jacinto Verdaguer, en Mallorca, y Atlante, en Menorca. Los milicianos asaltaron el barco el 18 de noviembre de 1936 eligiendo a ochenta presos, entre militares, civiles y religiosos, para con la “saca” conducirlos al muelle del mismo puerto de Mahón y al cementerio de Villa Carlos donde se les fusiló.
Barcos prisión-checa en el puerto de Almería
Capitán Segarra y Astoy Mendi. Barcos de donde salieron presos que los milicianos asesinaron en la cala de la Garrofa.
Barco prisión-checa en el puerto de Cartagena
España n.º 3. Barco que en su bodega encerraba a militares, civiles y guardias civiles. El 14 de agosto los marineros del acorazado Jaime I abordaron el mercante España n.º 3 con el propósito de asesinar aguas adentro a los detenidos en su bodega igual que obraron con los oficiales del acorazado los primeros días de la guerra. El jefe de la Base Naval de Cartagena, Antonio Ruiz González, atendió la demanda de que el mercante diese a la mar y puso a su mando a Javier García Rey, tercer maquinista del acorazado. El barco salió de puerto la madrugada del 15 de agosto, recorridas cinco millas dos piquetes de marineros-milicianos formaron respectivamente a proa y popa; los detenidos fueron sacados de la bodega de uno en uno y de diez en diez y ametrallados en cubierta, hasta un total de doscientas quince personas. Finalizada la matanza los cadáveres fueron arrojados al mar con lastre atado a los pies. A las 10 horas y 30 minutos de ese mismo día el mercante regresó al puerto de Cartagena.