Teólogo, escritor de doctrina política, historiador y economista, Juan de Mariana nació en Puebla Nueva (Talavera de la Reina) el año 1536.
Estudió Artes y Teología en la Universidad de Alcalá, patrocinada por el Cardenal Cisneros; se ordenó sacerdote integrado en la Compañía de Jesús y enseñó teología en Roma y en París.
Su obra más conocida es De rege et regis institutione (Del rey y la institución real), escrita en 1599, en la que desarrolla una concepción propia del estado y el poder monárquicos. Otros dos títulos destacan en la bibliografía de Juan de Mariana: Historia general de España, editada en 1592 y ampliada posteriormente, una obra monumental compuesta por veinte tomos; y Sobre la alteración de la moneda, un tratado y discurso sobre la moneda de vellón, de carácter económico donde, sin duda influido por la Escuela de Salamanca, determinante en su tiempo y pionera de los planteamientos liberales, apunta hacia el liberalismo en contraste con sus primeros conceptos socioeconómicos y de gobierno; publicado hacia 1607 ó 1608.
Juan de Mariana considera que la condición natural y originaria de los seres humanos es pacífica y que el desarrollo de las ciencias y de las artes es el que ha provocado posteriormente tensiones y conflictos. Con el fin de garantizar la paz social, los hombres habrían decidido delegar en un príncipe el gobierno del Estado. En el ejercicio de sus poderes, el soberano legítimo se halla vinculado por este contrato social y no puede modificar sus leyes fundamentales sin el consenso de sus súbditos, que hacen referencia a la sucesión al trono, los asuntos financieros y las relaciones entre Estado e Iglesia.
Opina en rigor que el soberano que no se atenga a estos principios debe ser considerado como un tirano, y como tal puede ser depuesto o, en un caso extremo, puede quitársele la vida. El rey no es dueño de los bienes de sus vasallos, pero tampoco se le puede considerar un tirano por ejercer su autoridad. Distingue con esta frase a ambos: “El tirano es el que todo lo atropella y todo lo tiene por suyo; el rey estrecha sus codicias dentro de los términos de la razón y de la justicia”.
De ello infiere que la autoridad real no permite al monarca establecer las exacciones, los tributos, sin mediar acuerdo o consentimiento por parte del contribuyente, precisa de legitimidad además de legalidad, pues la carga fiscal es confiscatoria y, en consecuencia, resta patrimonio a su titular: “No son del rey los bienes de sus vasallos”. Ni puede la autoridad monetaria, ejercida por la misma persona, el rey, alterar el contenido metálico de las monedas, medio de pago, elemento básico en el intercambio de bienes y servicios, de manera discrecional para obtener mayores ingresos.
Las maniobras de la autoridad nunca deben perjudicar a quienes de ella dependen; al contrario, deben servir para afianzar el compromiso en las respectivas actividades, en ejercicio de responsabilidad, y la imprescindible confianza en la planificación tanto como en la ejecución de quienes están obligados a la una y a la otra.
El pensamiento de Juan Mariana en cuanto a la organización social viaja desde una concepción tradicional hasta otra liberal, de incipiente liberalismo, en la que acepta la imposibilidad de su credo original y acoge características del liberalismo que los siglos asentará: respeto a la propiedad privada, diálogo para constituir o eliminar, libertad económica, participación de la persona en las tareas sociales y su decisión en los ámbitos de competencia.
Falleció en Toledo, el año 1626, imbuido de la necesidad regeneradora para conseguir el bienestar y la prosperidad del individuo y del conjunto cívico.